A nadie le gusta sentirse engañado.
Hay ocasiones en que nuestra propia ignorancia sobre los productos que compramos nos juega una mala pasada, y otras en que los fabricantes aprovechan las circunstancias para vender “gato por liebre”, como a veces pasa con el aceite de oliva.
Desde que se recoge la aceituna del árbol, hasta que llega a la estantería del supermercado, hay una larga cadena de producción.
“El fraude en el mercado del aceite de oliva ha estado presente por mucho tiempo”, le dice a la BBC Susan Testa, directora de innovación culinaria de la productora italiana Bellucci.
“Se puede mezclar con otros tipos de aceite”, agrega, sin que la etiqueta lo advierta.
Hay organismos que regulan la venta del producto, como el Consejo Oleícola Internacional, que fija una serie de propiedades químicas y organolépticas (relacionadas con las sensaciones que le produce el aceite al catador, considerando el color, sabor, la textura y el aroma) y métodos específicos de estudio.
Pero, a pesar de los controles, las acciones fraudulentas persisten. La Comisión Europea incluyó al aceite de oliva en una lista de productos adulterados y en febrero de este año la Agencia de Inspección Alimenticia de Canadá (CFIA por sus siglas en inglés), advirtió que malas cosechas de aceitunas pueden provocar un aumento de aceites fraudulentos este año.
La situación podría complicarse aún más, dado que la producción en Italia ha caído estrepitosamente por la propagación de la bacteria Xylella Fastidiosa y las malas condiciones climáticas.
Para detectar si el aceite de oliva que compras es genuino, Susana Romera, directora técnica de la Escuela Superior del Aceite de Oliva (ESAO), en España, te da cinco recomendaciones que pueden ser útiles al momento de escoger un producto.
Paso 1
Comprueba que el aceite de oliva que vas a comprar tenga apellidos. Si no dice en la etiqueta “virgen” o “extra”, probablemente se trata de una mezcla.
El aceite extra virgen (o virgen extra, según el país) es el de categoría superior, con lo cual te costará un poco más, pero merece la pena.
Paso 2
Busca en la etiqueta la fecha en que se cosecharon las aceitunas. Si aparece, quiere decir que la empresa tiene cierta seriedad.
Y evidentemente es mejor que la fecha sea lo más reciente posible. Por ejemplo, si vas a comprar ahora, sería bueno que en la fecha de cosecha dijese “campaña 2018-2019”.
De esta manera sabes que las aceitunas son frescas y de este año.
Paso 3
Busca en la botella con qué tipo de aceitunas fue hecho el aceite. Puede que sea monovarietal (de una sola variedad), o puede que sea un blend, es decir, una mezcla de distintas variedades de aceituna.
En cualquiera de los dos casos está bien. Es bueno que la etiqueta incluya la variedad, porque así nos están diciendo que están utilizando aceitunas y no otras grasas.
Paso 4
El precio del aceite de oliva virgen o extra debe tener un nivel razonable. Si es demasiado bajo, no hay que fiarse demasiado.
Elaborar aceite de oliva conlleva un coste, y si tiene un valor muy bajo, debes desconfiar.
Paso 5
Este último paso no es posible realizarlo sin abrir la botella. El aceite de oliva virgen o extra auténtico, debe tener aromas que recuerden a la naturaleza, como a fruta, a hierba, a césped, a flores… dependiendo de la variedad. Pero en ningún caso debe tener aromas anómalos o desagradables.
Otros expertos agregan algunos consejos como fijarse en que la botella sea de vidrio oscuro (porque mantiene mejor la calidad del producto) o que indique claramente el lugar de origen, en vez de usar subterfugios como destacar el país desde donde fue importado.
Algunos expertos proponen también fijarse en que la botella indique el grado de acidez. Los mejores aceites tienen la menor cantidad de acidez (idealmente inferior a 0.8 grados).
“El fraude es una realidad”
En los últimos cinco años, el clima en la región mediterránea ha afectado la producción, provocando un alza de precios, seguida por una disminución del consumo.
De hecho, según el Consejo Oleíco Internacional, hubo una baja en el consumo global de aceite de oliva cercana al 6% en el período 2016-2017, mientras que en Europa la caída llegó a un 12%.
Precisamente este tipo de circunstancias, podría abrir espacio para que algunos productores modifiquen la composición de sus productos.
“El fraude en el mercado del aceite de oliva a nivel mundial es una realidad”, dice Romera.
“En la medida que el consumidor final o la población desconoce la calidad de un producto, las empresas siempre intentarán venderte la mínima calidad al máximo precio”.
Sin embargo, la experta asegura que existe una trazabilidad “cada vez más rigurosa” de toda la cadena de producción de los aceites que llegan a los supermercados.
Y aunque las cosechas recientes no han sido las mejores, algunos analistas proyectan tiempos mejores para la industria.
Según la consultora Hexa Research, el mercado global de aceite de oliva sobrepasará los US$11.000 en 2025, con una fuerte demanda proveniente de países como Australia, Japón, India, China y Estados Unidos, donde los millennials están liderando el motor del consumo de este producto.