No es posible que toda la población se muestre a favor de la legalización, puesto que hay quienes creen que “puede haber un milagro y que solo Dios puede quitarnos la vida”, dijo a la agencia el especialista ruso en Medicina Alexandr Poléyev.
“Le puedo asegurar que cuando sea uno de sus familiares quien esté tumbado gritando de dolor, de repente cambiará su postura y apoyará la eutanasia. Es como ser ateos: podemos serlo, pero una vez estemos en un avión que pasa por una zona de turbulencias, de repente empezaremos a creer en Dios”, señaló.
Poléyev comentó el caso de una joven chilena, Paula Díaz, de 19 años, que quiere someterse a la eutanasia porque sufre dolores insoportables desde hace varios años.
“Incluso aunque tuviera 17 años, ¿por qué debe gritar de dolor o tirarse por la ventana?”, dijo.
También comentó el caso del científico australiano David Goodall, quien viajó a Suiza en mayo de 2018 para someterse a la eutanasia, donde murió a los 104 años tras una inyección.
Según Poleyév, en casos como este el consejo debe ser más amplío e incluir a más de tres personas, mientras el proceso de consideración de una solicitud como esta debe durar más tiempo con el fin de evaluar bien la decisión de la persona que quiere acabar con su vida.
El caso de Rusia
La eutanasia debería estar permitida en Rusia, pero nadie en el país quiere tomar la responsabilidad de hacerlo, indicó Poléyev.
La discusión acerca del tema ha estado latente desde hace décadas. Todos los médicos saben que hay ciertas enfermedades oncológicas que causan un dolor insoportable.
“Me refiero a casos en los que el cariz de la enfermedad y del tumor indican que ya no se puede ayudar al enfermo, que va a morir de todas maneras. La cuestión de la eutanasia es permitir que el enfermo se vaya de este mundo sin dolor o dejar que sufra e incluso que intente suicidarse”, proclamó.
A su juicio, cada solicitud de eutanasia debe ser considerada meticulosamente por un consejo de médicos, puesto que un solo doctor no puede asumir una responsabilidad tan grande.
La posibilidad de permitir la eutanasia tiene que ser planteada por el Gobierno y el Parlamento del país. La sociedad rusa está preparada para legalizar la eutanasia, una vez que los médicos principales del país expresen su actitud hacia este procedimiento, dijo Poléyev.
Nuestra sociedad simplemente no está preparada para que un solo doctor decida el destino del enfermo. Tal decisión debe ser planteada por tres doctores con una experiencia de al menos 20 años, que pueden concluir que cierto enfermo no sobrevivirá, sin importar el tratamiento que le apliquen, añadió.
Luchar hasta el final
El punto de vista de Poleyév no lo comparte el presidente de la organización rusa para la protección de los consumidores de los servicios médicos Zdravoojranéniye, Maxim Starodúbtsev.
“La cuestión de la eutanasia hunde sus raíces en el problema de que son los enfermos quienes sufren de dolores. Creo que en este caso debemos pensar más en métodos no tradicionales para aplacar el dolor. Es decir, emplear medicamentos específicos para que el enfermo se vaya de este mundo de manera natural e indolora”, sugirió.
Starodúbtsev explicó que antes solía ejercer como doctor, por lo cual considera que la eutanasia es “una capitulación ante la enfermedad”.
“Creo que no hay que rendirse, hay que luchar hasta el final antes de que desaparezca la última esperanza, por minúscula que sea. Si legalizamos la eutanasia, sentaremos las bases para la capitulación”, declaró.
Desde su punto de vista, los casos en los que la eutanasia se aplica a individuos que quieren poner fin a su vida sin sufrir ninguna enfermedad puede ser considerada un “suicidio mediante delegación de autoridad”.
El experto no descartó que en el futuro la eutanasia sea legalizada en Rusia, pero reiteró que está en contra de este procedimiento.
“Nos encontramos en un período en el que la sociedad está al borde de una ruptura ética, cuando se ponen sobre la mesa las vidas de muchas personas, incluso de las que nadie necesita”, subrayó Starodúbtsev.