El Partido Comunista Chino (PCC) está intentando reestructurar la sociedad del país mediante la regulación de los nuevos multimillonarios y la redistribución de la riqueza de forma más equitativa entre sus habitantes, lo que algunos expertos consideran es un plan de autolegitimación.
Durante la décima reunión del Comité Central de Finanzas de China, encabezada el 17 de agosto por el presidente chino Xi Jinping, se reiteró la necesidad de fortalecer en el país la regulación de los ingresos “excesivamente altos” y de alentar a los grupos y empresas de altos beneficios a “regresar más a la sociedad” para garantizar “la prosperidad común”.
“La prosperidad común es la prosperidad de todo el pueblo. Es la vida tanto material como espiritual de las personas. No es la prosperidad de unos pocos, ni tampoco es un igualitarismo uniforme”, defendió el líder chino.
¿Funcionaría la “prosperidad común” en Occidente?
Algunos observadores argumentan que el objetivo de la “prosperidad común” es una misión sin precedentes que solo podría alcanzarse en China bajo el liderazgo del PCC, mientras que otros países occidentales, aunque generen cierto aumento del bienestar social de los trabajadores, están condenados al fracaso.
“La naturaleza del sistema capitalista de los países occidentales es la búsqueda de beneficios y, como resultado, la riqueza solo se concentra en las manos de los capitalistas que acumulan activos explotando a los trabajadores. Esta forma de gestionar los recursos sociales solo conducirá a ampliar la brecha de la riqueza”, declaró Wang Yiwei, director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Renmin de China en Pekín, al Global Times.
Cong Yi, decano de la Escuela de Marxismo de la Universidad de Finanzas y Economía de Tianjin, indicó que cualquier país o región que supere la trampa de la renta media y entre en el ‘ranking’ de la renta media se enfrentará a la cuestión de la prosperidad común de su población, y no abordarla provocará graves contradicciones sociales que envenenarán el desarrollo económico.
En este sentido, “en EE.UU., su política de impuestos para los ricos no pudo arreglar la creciente brecha en un sentido fundamental, lo que significa que la sociedad estadounidense está acelerando sus divisiones”, dijo Cong. “En China, podemos ver una serie de medidas marcadas por ajustes institucionales flexibles para abordar los problemas, lo que constituye nuestra mayor ventaja”.
“Una oportunidad para presentarse como un gobierno con visión de futuro”
Algunos expertos afirman que, para el PCC, detrás del objetivo de una mayor igualdad de ingresos hay una lógica de autopreservación: “El Gobierno chino es consciente de que tanto el público nacional como el internacional lo está observando”, dijo Austin Strange, profesor asistente de política en la Universidad de Hong Kong. “Es una oportunidad para presentarse como un gobierno con visión de futuro que se preocupa por sus ciudadanos, incluidos los que están en la parte inferior de la distribución de la riqueza”.
En los últimos años se ha producido una desaceleración general del estratosférico crecimiento económico del país, que había sido un “pilar crucial de la legitimidad política del Partido Comunista Chino”, agregó Strange.
En China, más de 800 millones de personas han salido de la pobreza extrema desde 1978, según el Banco Mundial, y más de la mitad de la población se considera de clase media. El año pasado había 1.058 multimillonarios viviendo en China, frente a los 696 de Estados Unidos, afirma Hurun.
Sin embargo, alrededor de 600 millones de personas, casi el doble de la población estadounidense, viven con el equivalente a unos 150 dólares al mes, según declaró el año pasado el primer ministro Li Keqiang.
Ryan Hass, investigador de la Brookings Institution de Washington, indicó que ahora que “la era del desarrollo económico vertiginoso ha terminado, los líderes chinos están cambiando su enfoque hacia la mejora de la calidad de vida como una nueva fuente de legitimidad en su desempeño”.
Objetivos alcanzados
Anteriormente, Pekín declaró que la pobreza extrema en el país había sido erradicada a finales del año pasado, lo que supuso un paso más para cumplir el objetivo del primer centenario del PCC, que era “construir una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos”.
Ahora, según el informe del comité, el gigante asiático sigue avanzando hacia la meta del segundo centenario, que es “convertir China en un gran país socialista moderno en todos los aspectos”, dijo Xi Jinping en julio en el marco de las celebraciones por los 100 años del partido.