MOSCÚ — En los momentos más difíciles, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha recurrido al apoyo de Rusia.

En enero, cuando Estados Unidos impuso sanciones a la industria energética de Venezuela, la petrolera rusa Rosneft ayudó a que el país suramericano canalizara sus exportaciones de petróleo hacia Asia. En marzo, cuando los rumores de una intervención armada de Estados Unidos alcanzaron un punto crítico, dos aviones con técnicos militares rusos aterrizaron en Caracas, en señal de que Rusia estaba del lado de Venezuela.

Sin embargo, cada vez se hace más evidente que, fuera de este tipo de acciones notorias con pocos efectos reales, los lazos económicos entre Venezuela y Rusia se están debilitando. Varios bancos, exportadores de granos e incluso fabricantes de armas rusos han suspendido sus actividades comerciales con Venezuela, ahuyentados precisamente por el colapso económico que pretendían ayudar a evitar.

“Los vínculos económicos entre Rusia y Venezuela se han reducido mucho en años recientes”, dijo Maximilian Hess, investigador del Foreign Policy Research Institute (un instituto de investigación de política exterior) en Londres. “Las políticas actuales en realidad son de bajo costo, pero le dan mucho alarde geopolítico”.

Las muestras públicas de apoyo que ha dado Rusia ocurrieron en varios momentos cruciales de este año, después de que el líder opositor Juan Guaidó se juramentó como presidente encargado en enero, en desafío a la permanencia de Maduro en el poder y situación que profundizó aún más la crisis política en el país. Gracias al apoyo ruso, Maduro pudo adjudicarse el respaldo de un poderoso aliado y conservar su respaldo clave en las fuerzas armadas y en el partido oficialista.

No obstante, en lo que se refiere al sector económico, las empresas públicas rusas han ido reduciendo sus actividades con la nación en quiebra para proteger sus resultados financieros, situación que ha hecho patente que la estrategia del presidente Vladimir Putin de apuntalar a su aliado y antagonizar al gobierno estadounidense de Donald Trump tiene limitaciones. El gobierno ruso no ha llenado los vacíos que dejan sus empresas y se ha negado a otorgarle nuevas líneas de crédito a Venezuela, a comprometerse con nuevas inversiones y a condonar deudas existentes para facilitarle a Maduro enfrentar a la oposición.