Mark David Chapman pasará a la historia como un asesino. No hay dudas de ello. Nada menos que el homicida que le quitó la vida a uno de los máximos músicos del siglo pasado: John Lennon. Lo ejecutó el 8 de diciembre de 1980 en Nueva York. Fueron cinco disparos. Cuatro de ellos impactaron en el cuerpo de la víctima. Fueron letales. El ex beatle murió minutos después camino al Hospital Roosevelt. El mundo entraba en conmoción.
El autor del asesinato fue detenido de inmediato. Chapman se había quedado en el lugar contemplando su sangrienta obra. Aún sostenía su arma con ambas manos. Viendo cómo el ídolo se desvanecía en manos de Yoko Ono. Eran las 10.50 de la noche. Aquella tarde, Lennon le había firmado a su verdugo una copia de Double Fantasy, el último álbum.
El informe de autopsia del médico forense del Condado de Nueva York con fecha del día siguiente muestra la causa de la muerte como múltiples heridas de bala en el hombro y el tórax izquierdo, el pulmón izquierdo y la arteria subclavia izquierda, hemorragia interna y externa, homicidio por shock, de acuerdo al informe dado por la junta que evaluó al asesino.
Chapman fue condenado a prisión de por vida. Le dieron la posibilidad de pedir por su libertad condicional una vez que hubiera cumplido 20 años de sentencia. Desde entonces pide cada año ese beneficio. Nunca se lo otorgaron. En agosto pasado fue la última vez que lo hizo con idéntico resultado.
Durante esa audiencia, el homicida de Lennon debió relatar cómo fueron esos momentos en que decidió terminar con la vida del artista. Frente al comité examinador encargado de decidir sobre su libertad condicional, Chapman hizo una revelación cínica: dijo que utilizó una munición especial para asegurarse que el ex beatle muriera y no sufriera.
“Cargué esas balas para asegurarme de que estaría muerto“, dijo Chapman a la junta. “Fue inmediatamente después del crimen que me preocupé de que él no sufriera“. Luego, contó, lo invadió un remordimiento inmediato. El mismo que lo persigue hasta ahora. “Cada año que pasa siento más y más remordimiento“, expresó el asesino, quien ya intentó 10 veces obtener el beneficio de la libertad condicional, sin tener éxito.
Chapman prosiguió: “Estaba demasiado lejos. Recuerdo haber pensado: oye, ya tienes el álbum, mira esto, lo firmó, solo ve a casa. Pero no había forma de que fuera a casa“.
El análisis balístico de la policía describió al arma como un revólver calibre .38 Special de Charter Armas con evidencia de descarga en las cinco cámaras. El cargador estaba vacío con sus vainas descargadas. El arma fue probada como operable. Las balas eran de punta hueca diseñadas para ser especialmente destructivas.
En otro tramo de su entrevista, contó su experiencia temprana con las drogas y el alcohol. “Aquí está mi historial de drogas: cuando era adolescente, 13, 14, 15, tomaba todo tipo de drogas. Eso no es un secreto. Eso está en el folleto sobre mi vida y lo que pasó. Entonces me encontré con el Señor y me detuve. A los 16 años, me detuve. Ya no necesitaba drogas“, expresó Chapman ante la junta.
“Me corté todo el pelo, me cambié de ropa. Comencé a decirle a la gente acerca de Jesús. Nada de drogas desde ese tiempo, tal vez un incidente. Luego comencé a beber, ya sabe, el alcohol es una droga, tal vez una droga peor en la opinión de algunas personas, por lo que no sirvió de nada, pero todo el tiempo de mi encarcelamiento me han realizado numerosas pruebas de análisis, pero nunca me han dado resultados positivos“, concluyó la exposición el homicida de Lennon.
En los últimos meses se conoció que Chapman había intentado asesinar al beatle tiempo antes de conseguirlo. La esposa del asesino, Gloria Chapman, reveló que su pareja le contó sobre los planes de matarlos dos meses antes de cometer el asesinato en Nueva York. Según Gloria Hiroko Chapman, de 67 años, su esposo no cumplió en un primer intento con su amenaza por su amor a ella. La mujer luego se deshizo de un arma con la que él iba a cometer el crimen.