BUENOS AIRES — La niña de 11 años había expresado su deseo: quería interrumpir su embarazo porque era fruto del abuso sexual cometido por el novio de su abuela.
“Quiero que me saquen esto que me puso adentro el viejo”, le dijo a los médicos, según sus abogados. Y la ley estaba de su lado: la violación es una de las pocas circunstancias en las que las argentinas pueden acceder a un aborto legal.
Pero las autoridades en su provincia del norte de Argentina vacilaron durante semanas, lo que provocó que la niña fuera forzada a someterse a una cesárea el miércoles 27 de febrero para dar a luz a un bebé que los expertos no creen que pueda sobrevivir. El caso ha reavivado el debate sobre los derechos reproductivos y de la mujer en Argentina, que a mediados del año pasado estuvo cerca de legalizar la interrupción de un embarazo en todas las circunstancias hasta las catorce semanas de gestación.
Ese caso se presentó semanas después de que, en otra provincia del norte del país, una niña de 12 años tuvo que ser sometida a una cesárea para dar a luz a un infante que solo vivió cuatro días. En conjunto, lo sucedido muestra los desafíos que enfrentan las niñas y mujeres argentinas cuando requieren un aborto seguro y legal.
La conmoción por este caso reciente se ha esparcido por Argentina, con mensajes en redes sociales en las que las mujeres comparten fotografías de ellas a los 11 con la etiqueta #NiñasNoMadres.