BELOKHOROVKE, Ucrania – En la ribera del río, la caótica escena se desarrollaba bajo el sol primaveral: tanques destruidos, restos de pontones, pilas de ramas arrancadas por las explosiones y cuerpos de soldados rusos, algunos semienterrados en el barro.
En el bosque, un breve recorrido reveló trozos de uniformes militares rusos que colgaban de los árboles, espeluznante recuerdo de los soldados que murieron violentamente allí.
El fallido cruce del río que tuvo lugar en este punto durante varios días de principios de mayo fue uno de los enfrentamientos más letales de la guerra para el ejército ruso.
Sus fuerzas habían intentado rodear a los soldados ucranianos en la cercana ciudad de Sievierodonetsk, pero en cambio quedaron ellos mismos atrapados, encajonados por el río y una línea de frente ucraniana. Al menos 400 soldados rusos murieron, la mayoría por ataques de artillería.
El cuerpo de un soldado ruso está medio enterrado en el lodo en la orilla del río. Foto: Ivo Pickett/ The New York Times
Conforme la guerra se extiende por las onduladas llanuras y los bosques del este de Ucrania, las maniobras de las tropas en general se han convertido en intentos de entrampar al enemigo. Pero, tal como mostró el mortal enfrentamiento en el puente, la táctica conlleva graves riesgos.
Tras fracasar en su intento de capturar ciudades importantes como Kiev o de aislar toda la costa del Mar Negro, el ejército ruso trató de organizar un gran cerco alrededor de las tropas ucranianas en el Este. Ese esfuerzo parece difícil ahora que Ucrania ha bloqueado una de las principales rutas de avance, cerca de la ciudad de Izyum.
Por lo tanto, el objetivo inmediato de las fuerzas rusas ha pasado a ser un cerco más pequeño en torno a Sievierodonetsk, la ciudad más oriental de la región de Donbas, que sigue bajo control ucraniano. Los bombardeos de artillería de las tropas rusas que se acercan por tres lados han hecho estragos en la ciudad, dejándola sin agua ni electricidad y matando en el último día al menos a seis personas.
La estrategia rusa consiste en utilizar el instrumento contundente de la enorme artillería de su ejército para atacar a las fuerzas ucranianas, logrando avances graduales en la región de Luhansk del Donbas.
El cruce de un río condenado en Ucrania, una trampa para los rusos. Foto: Ivo Pickett/ The New York Times
Los analistas militares y los funcionarios de inteligencia occidentales creen que las fuerzas de Moscú se enfrentarían a un brutal combate urbano si intentaran capturar completamente Sievierodonetsk y que tendrían dificultades para montar una ofensiva más profunda dentro de Ucrania.
Un cerco a la ciudad es una perspectiva angustiosa para los soldados.
“Trato de no pensar en ello”, dijo Ivan Sichkar, soldado ucraniano que inspeccionaba la destrucción sufrida por la fuerza rusa cercada. “Si pienso en que estoy rodeado, no me queda tiempo para hacer nada más”.
El nuevo objetivo de los rusos ha centrado la batalla en un delgado frente de 120 kilómetros en el Donbas. Se busca avanzar desde el norte y el sur para cerrar la única línea de abastecimiento que le queda a Ucrania hacia la ciudad de Sievierodonetsk.
El martes, el ejército ruso avanzó desde el sur, obligando a las tropas ucranianas a retirarse de la pequeña ciudad de Svitlodarsk para evitar que los rusos envolvieran la ciudad y atraparan a los soldados en su interior. Y en su informe del miércoles a la noche, el Estado Mayor ucraniano habló de una intensificación de los ataques de helicópteros y aviones rusos para apoyar a las tropas terrestres en el este.
Uniformes militares rusos desechados y abandonados y otras pertenencias. Foto: Ivo Pickett/ The New York Times
Aumento de las jubilaciones
Como Rusia sólo avanza a duras penas en Ucrania, el presidente Vladimir Putin se movilizó el miércoles para reforzar el apoyo en su país, anunciando aumentos para las jubilaciones y el salario mínimo y realizando su primer viaje para reunirse con los soldados heridos. “Todos son héroes”, dijo en un hospital militar.
Putin también firmó un decreto que abre una vía rápida a la ciudadanía rusa para los habitantes ucranianos de las zonas controladas por el ejército ruso, un paso más hacia la anexión del territorio del sudeste de Ucrania que Rusia ha ocupado.
Mientras Putin trataba de tranquilizar a los rusos de a pie, los aliados occidentales de Ucrania trataban de mantener la presión sobre su gobierno.
En Ankara, el miércoles hubo conversaciones entre Turquía, Finlandia y Suecia sobre las preocupaciones turcas acerca de la solicitud de los dos países nórdicos para ingresar a la OTAN. En una conferencia de prensa tras cinco horas de negociaciones, Ibrahim Kalin, portavoz del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, dijo que era necesario mantener más tratativas.
“Turquía no está presionada por el tiempo”, dijo Kalin. “Ningún proceso puede avanzar sin no hay respuesta a las preocupaciones de seguridad de Turquía”.
Vehículos blindados rusos destruidos no lejos del río Seversky Donets cerca de Sievierodonetsk. Foto: Ivo Pickett/ The New York Times
La estrategia de establecer un cerco le ha dado beneficios políticos de gran alcance a Rusia en el curso de su largo conflicto en la región, en el que los separatistas respaldados por Rusia lucharon contra las fuerzas ucranianas durante ocho años antes de la invasión a gran escala de este año.
Los dos ceses del fuego, conocidos como acuerdos de Minsk y considerados ventajosos para Rusia, siguieron a los exitosos cercamientos rusos de las tropas ucranianas en el este en 2014 y 2015.
Pero en Belokhorovke, una pequeña ciudad con minas de carbón a orillas del río Seversky Donets, las cosas cambiaron a principios de este mes, frenando al menos temporalmente el avance ruso.
Una vuelta por “la oreja”
Los soldados ucranianos que participaron en esa batalla llamaban al lugar “la oreja” por la curva del río donde tuvieron lugar los combates más intensos. Los militares ucranianos acompañaron a los periodistas de The New York Times al lugar, que se encuentra sobre la línea de frente que en gran parte de la región del Donbas forma ese río turbio y caudaloso, ahora crecido por las lluvias de primavera.
La luz del sol se filtra a través del follaje de un bosque denso y silencioso que cubre el terreno inundable junto al río, que fue la zona donde los ucranianos mataron a los rusos. Los mosquitos zumban. En algunos lugares, el olor a cadáveres en descomposición es abrumador.
“Los cadáveres rusos empiezan aquí”, dijo Sichkar al doblar la curva de un camino de tierra que se extiende unos dos kilómetros por el bosque hasta la orilla del río. Sólo en este punto, había esparcidos 15 vehículos blindados calcinados.
Soldados ucranianos examinan una pistola rescatada de la mochila de un soldado ruso encontrada en un tanque abandonado en el río Foto: Ivo Pickett/ The New York Times
“Los rusos querían una pequeña victoria”, dijo el coronel Dmytro Kashenko, el oficial ucraniano que comandó el contraataque en el pontón. “Lo intentaron en Kiev, lo intentaron en Járkov, y perdieron. Intentaban ganar al menos algo”.
El río Seversky Donets, que corta un camino serpenteante a través del este de Ucrania, es una barrera natural para los avances de Rusia. Los lugares adecuados para cruzar con pontones son escasos, dijo Kashenko.
El 8 de mayo recibió la orden de dirigirse a uno de los cruces, después que los rusos instalaran pontones y trasladaran soldados al bosque de la orilla cercana. La infantería ucraniana avanzó sobre la zona al día siguiente, pero fue rechazada y sufrió pérdidas, dijo.
Luego establecieron una línea defensiva para acorralar a los rusos mientras cruzaban el pontón y lanzaron una lluvia de fuego de artillería sobre la zona.
También se ocuparon de destruir el puente colocando minas flotantes río arriba y dejando que la corriente las llevara hasta los pontones de los rusos, táctica que resultó eficaz. Las fuerzas ucranianas volaron cuatro puentes distintos en el lugar del cruce.
Los rusos se apresuraron a colocar nuevos pontones y enviaron vehículos blindados a través de ellos, dijo Kashenko, pero no pudieron quebrar la línea defensiva ucraniana.
Decenas de vehículos blindados y soldados de infantería quedaron atrapados y fueron atacados por la artillería ucraniana. Los ucranianos también alcanzaron a las tropas rusas que participaban en las obras del puente en la orilla más distante.
El bombardeo incluyó algunas de las primeras barreras de fuego de un cañón de artillería estadounidense recién llegado, el M777, dijo Kashenko.
Kashenko agregó que había ofrecido a las fuerzas enemigas la oportunidad de rendirse, gritando por un altavoz: “‘¡Rusos, ríndanse!”. Pero “no sé si nos oyeron”.
Algunos soldados enemigos escaparon cruzando el río a nado, dijeron los ucranianos, que aún no han recogido los restos de los rusos esparcidos por el bosque.
En la luz moteada que se cuela entre las hojas, hay alimentos y objetos personales diseminados por todas partes: una bolsa de dormir, botellas de gel de ducha, latas de carne, una bolsa de papas, bolsas de té rusas, sandalias.
Los soldados ucranianos encontraron el certificado de una medalla concedida a un coronel ruso por haber luchado antes en la guerra. Se llamaba “premio a la excelencia militar”.
Junto a un tanque ruso inutilizado yacía una caja de cartón aparentemente utilizada para transportar suministros. En la caja había un extraño mensaje para una unidad en guerra: “Crean siempre que algo maravilloso está a punto de suceder“.
El general Philip M. Breedlove, ex comandante supremo aliado en Europa, trazó una distinción entre las tácticas ucranianas de tratar de apuntar a los vehículos blindados y las tropas rusas con artillería y los bombardeos rusos de pueblos y ciudades.
“En el esquema general, Ucrania está tratando de hacer una guerra de maniobras para recuperar territorio y cortar las rutas de reabastecimiento”, dijo Breedlove. “Y Rusia está haciendo más bien una guerra de desgaste”.
Sobre el fallido cruce ruso de los pontones, dijo, “los rusos hicieron mal algo que es difícil incluso si uno lo hace magníficamente”.
c.2022 The New York Times Company
Traducción: Elisa Carnelli
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