El 28 de febrero de 1986, el entonces primer ministro sueco Olof Palme fue asesinado a sangre fría en plena calle en Estocolmo. Era casi medianoche; salía del cine, acompañado de su mujer, Lisbeth, y sin guardaespaldas, porque le gustaba sentirse como un ciudadano corriente de vez en cuando. Un disparo por la espalda lo mató al instante, y un segundo tiro hirió a su esposa. El asesino salió corriendo y desapareció por un callejón. Quién era, sigue siendo un misterio.

Sin embargo, 34 años después, la investigación podría estar cerca de su fin. El fiscal jefe del caso, Krister Petersson, ha asegurado que habrá novedades antes de verano. “Estamos trabajando en unas pistas muy interesantes, y mi objetivo es que durante la primera mitad de este año podamos presentar cargos contra alguien”, afirmó en una entrevista a la cadena pública SVT. Petersson, que dirige las pesquisas desde el 2017, añadió que en caso de no poder procesar a un sospechoso se cerrará la investigación. Esto supondría que el denominado Grupo Palme, formado por investigadores de la policía sueca, se disolvería tres décadas después de su creación.

El único sospechoso, juzgado y condenado en 1988, quedó libre en pocos meses por falta de pruebas

“Puede ser que hayamos llegado lo más lejos posible y que investigaciones adicionales no nos aporten nada, así que es una posibilidad”, dijo Pettersson. Aun así, se mostró “optimista” acerca de las opciones de poder explicar de una vez por todas qué sucedió aquella noche y quién fue el responsable de la muerte del primer ministro, padre de la socialdemocracia sueca moderna y arquitecto de su alabado Estado del bienestar.

Portada de La Vanguardia del 1 de marzo de 1986 dando la noticia del asesinato de Olof Palme
Portada de La Vanguardia del 1 de marzo de 1986 dando la noticia del asesinato de Olof Palme

La única persona juzgada hasta hoy por la muerte de Olof Palme es Christer Petterson, a quien Lisbeth Palmer identificó como supuesto autor del crimen. Fue condenado a cadena perpetua en 1988, pero quedó libre pocos meses después tras ser declarado inocente por falta de pruebas en una apelación.

Durante estos 34 años se han sucedido numerosas hipótesis y teorías de la conspiración, incluyendo a la extrema derecha sueca, los nacionalistas kurdos, la CIA, el KGB, el Mosad israelí y el régimen del apartheid de Sudáfrica, algo que recuerda al otro gran misterio de la historia criminal sueca: la muerte del secretario general de la ONU, Dag Hammarskjöld, en 1961 cuando su avión se estrelló en Rodesia del Norte (actual Zambia).