La Amazonia todavía guarda sorpresas para los científicos. Y conserva rincones que ningún ser humano ha pisado. El ingeniero forestal Eric Gorgens, 36 años, lideró una expedición que acaba de confirmar en uno de esos remotísimos rincones un descubrimiento asombroso: un árbol de 82 metros (como una torre de 27 pisos), el más alto que los científicos han tocado en la mayor selva tropical del mundo. Se alza en el bosque estatal de Paru (Estado de Pará). Llegaron hasta él en lancha y a pie, guiados por indígenas.

Allí comprobaron que no está solo, sino acompañado por una quincena de ejemplares que superan los 70 metros. “No existían datos de que en Amazonia hubiera árboles gigantes, lo máximo eran 60 metros. Pero hemos hallado ejemplares de 82 metros, de 74, de 72… Y eso enciende una luz para la ciencia”, explica por teléfono este profesor e investigador de la universidad federal de los valles de Jequitinhonha y Mucuri.

Con troncos de entre dos y tres metros, son de la especie Dinizia excelsa. Los midieron los escaladores, dejando caer una cuerda desde la copa. Luego los analizaron y tomaron material genético, pero no tuvieron tiempo de llegar hasta el gigante entre los gigantes, el árbol más alto del que tienen indicios, de 88,5 metros. Es el doble del Cristo redentor que corona la bahía de Río de Janeiro.