La junta militar que gobierna Sudán lanzó el lunes a las fuerzas de seguridad sobre un campamento de opositores, lo que derivó en disparos, la quema de tiendas de campaña y la muerte de al menos 35 personas, dijeron testigos y líderes de las protestas.
Con el ataque en la capital Jartum, los generales indicaron que se les acabó la tolerancia hacia los manifestantes prodemocráticos, quienes durante meses han acampado frente a los cuarteles del Ejército mientras ambas partes negociaban quién debería dirigir al país luego de la destitución en abril del autócrata Omar al-Bashir.
El líder de la junta militar, el general Abedel-Fattah Burhan, dijo el martes por la mañana que los líderes de la protesta eran culpables en parte por la violencia, y los acusó de retrasar las negociaciones y de tratar de segregar a otros sectores de la sociedad sudanesa del gobierno interino. También dijo que la junta cancelaría todos sus acuerdos con los grupos de manifestantes y que convocará a elecciones en siete meses.
Después de que lograran que el Ejército depusiera a Al-Bashir, los manifestantes se habían quedado en las calles exigiendo que los generales pasaran a segundo plano y dejaran que los civiles lideraran la transición.
El allanamiento de la zona de protesta genera el riesgo de que se intensifique la violencia. Dispersados por el ataque sangriento, los manifestantes prometieron seguir con su campaña, suspender las negociaciones y convocar a una huelga general y a la desobediencia civil. Instaron a marchas nocturnas por todo el país.
“Este es un punto crucial en nuestra revolución. La junta militar ha elegido la intensificación y la confrontación”, dijo Mohamed Yousef al-Mustafa, portavoz de la Asociación de Profesionales Sudaneses, que ha encabezado las protestas.
“Esos son criminales que deberían haber sido tratados como al-Bashir”, comentó. “Ahora la situación es ellos o nosotros; no hay otra forma”.
La junta militar que gobierna el país indicó en un comunicado que las fuerzas de seguridad habían tratado de despejar una zona adyacente al campamento cuando aquellas personas a las que perseguían huyeron al área de protesta, lo que derivó en los tiroteos y los lesionados.
Sin embargo, los activistas señalaron que el ataque pareció ser una maniobra coordinada con otras fuerzas que invadieron campamentos similares en la ciudad de Omdurmán y en Al Qadarif, en el este del país.
La ofensiva se llevó a cabo la víspera de la festividad del Eid al-Fitr que marca el final del Ramadán, el mes sagrado en el que los musulmanes ayunan durante las horas diurnas. Un gran número de elementos del Ejército, de la policía y de las Fuerzas de Apoyo Rápido, una unidad de élite que durante las protestas contra al-Bashir había prometido proteger el campamento, acudieron a la concentración luego de que lloviera durante la noche, dijeron los activistas.
“Están rodeando el campamento desde todas direcciones”, afirmó el activista Amal al-Zein al comenzar el ataque, en el que los efectivos quemaron tiendas y arrestaron a los que intentaban huir.
El Comité de Doctores de Sudán dijo que la cifra de fallecidos se había elevado a 35 el martes en la madrugada con la muerte de cinco personas en el distrito Bahri de la ciudad. El grupo indicó que era difícil contabilizar fallecimientos en áreas afuera del complejo militar en Jartum. Cientos de personas resultaron heridas, muchas de ellas por arma de fuego, agregó.