Washington.- La Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid) se mostró este viernes “muy preocupada por la situación actual en Haití” y ha anunciado que enviará al país “2.000 toneladas métricas de comida de emergencia”, que se distribuirán a través del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.

Así lo informó en un comunicado en el que asegura que las manifestaciones, la violencia esporádica y la paralización de la política “están causando más inestabilidad” en el país. Usaid afirma que es el pueblo haitiano el que “se está llevando la peor parte”, pues los negocios locales han sido destruidos y las familias no tienen acceso a alimentos y medicinas, lo que pone sus vidas en riesgo.

Por todo ello, y a la luz de los nuevos datos recabados por esta organización, el Gobierno de Haití y colaboradores de la entidad, Usaid enviará al país “2.000 toneladas métricas de comida de emergencia”, que se sumarán a los 20 millones de dólares en ayuda alimentaria, que ya está distribuyendo actualmente.

Sin embargo, la agencia resalta que, “así como que esta asistencia alimentaria contribuirá a aliviar algunas necesidades urgentes”, no podrá solucionar la parálisis económica y política en la nación.

Esos dos factores, según Usaid, impiden el desarrollo de sus proyectos en Haití con normalidad, ya que originan “la falta de combustible, bloqueos de carreteras, protestas e incidentes violentos”, que están restringiendo severamente el movimiento de su personal y de sus colaboradores.

Estados Unidos insta a los líderes políticos, económicos y de la sociedad civil de Haití a formar un Gobierno que responda a las necesidades de todo los haitianos”, concluye comunicado.

La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos denunció este viernes que al menos 42 personas han fallecido, 19 de ellas a manos de las fuerzas de seguridad, en las siete semanas de protestas que paralizan Haití desde mediados de septiembre.

Las primeras protestas se remontan a hace 16 meses, cuando la población haitiana comenzó a manifestarse por las subidas de precios de los alimentos, la corrupción gubernamental y otras reclamaciones, y la actual es la cuarta oleada, con graves efectos en la educación, la sanidad o el transporte.