La decisión de jugar el partido entre el Barcelona y Las Palmas sigue trayendo cola. El presidente compareció el lunes ante los medios de comunicación para explicar su decisión de no suspender el partido entre el Barcelona y Las Palmas. Fue una declaración que no satisfizo a nadie. En primer lugar, porque entró en una contradicción en sus planteamientos. Su primera idea fue la de suspender el partido. No jugarlo y punto.
En ese momento no pensó en la posibilidad de jugar a puerta cerrada para “lanzar un mensaje potente al mundo”. Esa idea solamente le vino a la cabeza cuando la LFP y los Mossos decidieron no responsabilizarse de una suspensión porque ni unos ni otros entendían que había motivos suficientes para hacerlo.
Y es aquí cuando Bartomeu decidió que se jugara a puerta cerrada porque ejecutar su primera idea suponía la pérdida deportiva de seis puntos. Y eso es lo que le critica el socio, que antepusiera motivos deportivos a unos ideales que han convertido históricamente al Barcelona en “más que un club”.
Bartomeu a la plantilla: “Nadie se acordará de la suspensión si perdemos la Liga por los seis puntos”
El enfado del socio, además, se extiende también a la plantilla que no saldrá de rosas en este conflicto. Solamente dos jugadores se salvan de la quema: Piqué y Sergi Roberto. Es vox populi que ambos quisieron suspender el partido. No querían jugar bajo ningún concepto, pero al final aceptaron la tesis que defendía la mayoría de sus compañeros.
Las redes sociales, que llevan tiempo cebándose en Bartomeu y su Junta, no pasaron por encima este detalle. A la plantilla le faltó sensibilidad para no jugar el partido, aunque eso supusiera la pérdida de seis puntos. Esto, los aficionados lo tienen apuntado y no lo van a olvidar.
Y también están echando en falta algunas acciones de los jugadores en las redes sociales condenando los actos vividos en Cataluña el pasado domingo. La excepción en este caso vuelve a ser Piqué, que definitivamente pasa a ser el gran héroe para la afición. Sus problemas con la selección son un valor añadido en este aspecto.
Queda por ver cuál será la reacción de la grada. Si mañana hubiera un partido en el Camp Nou habría un ambiente hostil. Para el palco y también para el césped, sin olvidar a Valverde que también quiso jugar. La ventaja con la que cuenta el club es que el próximo partido queda lejos. Será frente al Olympiacos en Champions el próximo día 18. Más de dos semanas.