El impedimento constitucional de Medina y el discurso de no reforma de Leonel, agregan presión a la situación PLD
La rivalidad política que se desató de manera pública en el 2007 entre Fernández y Medina lleva doce años y hace pico cada cuatrienio cuando toca la definición de la candidatura presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Sin embargo, la actual coyuntura tiene una particularidad: Medina podría quedar políticamente jubilado si no logra reformar la Constitución y habilitarse.
El danilismo hasta ahora no ha encontrado la vía de un entendimiento para dejar el poder que según la Constitución vence el 16 de agosto del 2020 y tampoco ha introducido un proyecto de reforma a la Carta Magna para habilitar al gobernante, se repostule o no.
Los dirigentes peledeístas hablan de las profundas heridas entre ambos líderes políticos y la falta de confianza, como las principales razones que obstaculizan un entendimiento. De hecho, recientemente, Félix (Felucho) Jiménez declaró que “ningún presidente pasa a la historia por cumplir con su palabra” y con ese argumento justifica el posible cambio del discurso del presidente Medina sobre la reelección y su juramento de que no se presentaría de nuevo.
Más que eso, en los corrillos políticos la versión más difundida es que el núcleo duro del danilismo se opone de manera tajante a Fernández por temor a posibles represalias si vuelve al Palacio. En esos mismos escenarios se comenta que la otra opción para salir del poder sería para caer en manos de la oposición al PLD, pero con menos garantía ante posible persecución y consecuencias peores para la cúpula peledeísta.
Los más expertos aseguran que habrá un acuerdo a juzgar por la historia de entendimiento que han tenido Fernández y Medina y que ha permitido al PLD mantenerse en el poder. Sin embargo, la prolongación de la indefinición en el PLD, especialmente por el silencio del presidente Medina sobre el papel que jugará en el proceso electoral, dificulta un acuerdo, al menos por ahora, que implique habilitarlo.
La realidad es que el discurso de Fernández de respeto a la Constitución ha calado en muchos sectores y sería cuesta arriba para el expresidente claudicar ante lo que ha asumido como una bandera de lucha para facilitar un acuerdo que implique una modificación de la Constitución solo porque al PLD.
Para Medina tendría poco sentido un pacto interno que no implique su vigencia política, pero el tiempo y el carril que ha tomado el tema, dificultan dar ese paso, por ahora.
El origen de las “heridas”
En la vorágine de la crisis que sacudió al PLD en el 2015 cuando el Comité Político aprobó someter un proyecto de reforma para la reelección de Medina, el 25 de mayo de ese año Fernández pronunció un discurso en el que, entre otras cosas, abogó por el respeto de la Constitución y dijo que lo que se permitió en ese momento dejaba las puertas abiertas para otra modificación.
“Sería nefasto, sería catastrófico, ya que dejaría las posibilidades abiertas para que en la posteridad surja algún aventurero que modifique de nuevo la Constitución, pero esta vez para establecer la reelección indefinida, e intentar perpetuarse en el poder, así tendríamos el Trujillo del siglo XXI, que vendría a cercenar nuestras libertades, a mutilar nuestra dignidad y a truncar nuestro porvenir como pueblo”, precisó en su alocución.
Aunque Fernández no citó directamente a Medina, desde entonces se ha interpretado que el mensaje fue para el gobernante, y además las alertas de la posibilidad de una dictadura en el país han seguido y reforzado con postura de otros sectores de la vida nacional. Según Felucho Jiménez, ese calificativo ha herido al presidente Medina.
Fuera del tema constitucional y de democracia, el sector que adversa al presidente Medina dentro del PLD, al menos difundidas públicamente, no se registran declaraciones en contra del presidente y su gobierno.
Sin embargo, Medina recibe fuertes críticas de aliados de Fernández como son los dirigentes de la Fuerza Nacional Progresista (FNP), conocidos en el ámbito político como “Los Vinchos”.
Durante el proceso de primarias del 2007, cuando Fernández y Medina se enfrentaron por la candidatura presidencial, no se registran declaraciones ofensivas, aunque los ánimos se caldearon en varias ocasiones. Cuando Medina perdió la convención declaró que “me venció el Estado” y durante la campaña se mantuvo en bajo perfil y él de manera personal no se integró, aunque instruyó a sus seguidores para que lo hicieran.