SANTO DOMINGO.-Gabriel Débora asegura que a veces se ve obligado a violar la Ley de Tránsito para evitar ser asaltado.
El joven cuenta las vicisitudes a las que se enfrenta todos los días con resignación. “Uno anda con la mano en la cabeza porque los ladrones, los de la Digesett y los policías, todo el mundo anda detrás de uno buscando su dinero, los policías nos revisan las mochilas, los delincuentes nos quieren quitar el celular, nos piden que abandonemos el motor. No es fácil”.
Narra que en uno de sus últimos encuentros con asaltantes, dos motorizados le cerraron el paso por cada lado por lo que tuvo que frenar de golpe en plena avenida y devolverse en vía contraria.
Asegura que eso ha provocado que algunos delivery tengan que andar con un compañero. «A veces hay pedidos en torres que hay que subir a entregarlos y mientras eso pasa el compañero se queda cuidando el motor, en esos casos se dividen el dinero entre los dos”, afirma.
Débora perdió su trabajo tras la llegada de la pandemia, también paró sus estudios universitarios y lleva ya cinco meses realizando servicios de delivery ganándose, según afirma, entre RD$2,000 y RD$2,500 diarios.
Misma situación
La historia de Débora se repite en cada uno de los deliveries consultados por EL DÍA. Empleados despedidos, microempresarios quebrados, jóvenes con deudas pendientes y padres de familia con múltiples hijos y pareja.
Se quejan de los policías, de las multas de los agentes de la Digesett, de la compañía para la que trabajan porque les quita mucho del dinero que de propina reciben, y de los atracadores.
Acostado en una butaca, descalzo y con la cara tapada para evitar la claridad, Alberto Peralta, parece sumergido en una profunda reflexión sobre si trabaja o no.
“Es que después que enciendes la aplicación no puedes parar y me siento incómodo, porque si un cliente te da 100 pesos de propina ellos se quedan hasta con RD$75”, confiesa. Diariamente Peralta realiza entre 35 y 40 viajes en dos turnos y se gana en promedio unos RD$ 2,000.
Al igual que otros deliveries, tiende a justificar sus maniobras en las calles.
“Si hay una ruta que es para bicicletas y la calle está entaponada, tu como motorista ve que no viene nada, tu te metes, porque es un desahogo y como quiera por eso te ponen una multa.
Pero no solo por eso, te ponen una multa por cualquier cosa, esto es una zozobra, manito, y no te he contado ni la mitad”, declara Peralta.
Prendío en la calle
También afirmó que anda “prendío” en la calle. “A veces hasta sin mirar para atrás. Ya me atracaron en las Palmas de Herrera y le caí detrás al ladrón, lo agarré y la misma sociedad está dañada porque lo que me preguntaron era si tenía lo que el me había quitado cuando les dije que sí me dijeron que lo dejara ir porque era de la zona.
La informalidad
A sus 34 años, nunca ha trabajado en el sector formal. “Yo tenía un centro de internet en Herrera y después tuve que poner una barbería y por un problema la vendí. Los dueños de los locales siempre quieren cobrar más y no aguantaba eso, así que saqué este motor y me puse a recoger pedidos”.
A diciembre de 2021 y según datos del Banco Central, el 58.9 % de los trabajadores está en condición informal. Los deliveries viven con esa condición.
No tienen seguro médico, ni de riesgos laborales ni facturan en las Aseguradoras de los Fondos de Pensiones. Solo cuentan con seguro de vida pagados por ellos mismos y que les es exigido como requisito para ser aceptados en las plataformas que canalizan sus servicios.
“Son muchos los que se han ido con una mano delante y otra detrás, con clavos en las piernas y nadie intercede por ellos. Y desde que tienes un accidente, la plataforma te expulsa inmediatamente”, dijo Frank Elías otro repartidor de Pedidos Ya.
Elías entiende que por las exigencias que hacen las compañías deberían tener beneficios de Ley.
Otra más
—1— Servicios
Didi, una de las aplicaciones de movilidad, aún no inicia operaciones para repartidores de pedidos en el país.
—2— Proximidad
Aunque ya tiene un plan montado para ofrecer dicho servicio en los próximos días.
—3— Fin de trabajos
Su mutual Glovo concluyó operaciones en el país el pasado año.
Intrant ha registrado 402,835 motocicletas
Proceso. El Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre informó ayer que, a la fecha, han logrado el registro de 402,835 motocicletas y que en el Gran Santo Domingo ya iniciaron con la fiscalización de los conductores que no tienen el rótulo identificador.
El director de comunicaciones de la entidad, Ramón Baldeyaque, señaló que dicho registro se encuentra dentro del plan gubernamental de la seguridad ciudadana como herramienta de poder identificar con celeridad a los motoristas en caso de que cometan ilícitos.
“Eso aplica para los deliveries y es una exigencia del gobierno. No sabemos hasta qué punto las empresas de pedidos lo exigirán, aunque lo más saludable es que lo hagan como forma de garantizarle a sus asociados libre circulación”.