Sobrecogeras las imágenes del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Policía de Ecuador entrando en el Centro Penitenciario de Turi, en la ciudad de Cuenca, para sofocar uno de los múltiples amotinamientos registrados en las prisiones ecuatorianas.

Unos disturbios que podrían haber provocado la muerte de hasta 80 internos.

Idénticas escenas se han vivido también en la cárcel número de 4 Guayaquil y en la de Cotopaxi, en la ciudad de Latacunga, a unos 80 kilómetros al sur de Quito.

Una violencia que las autoridades atribuyen al crimen organizado internacional y a la lucha entre bandas por el control del tráfico de drogas.

La Policía considera que el asesinato en diciembre del supuesto líder del “brazo armado del Cartel de Sinaloa” en Ecuador ha desatado esta ola de sangrientos motines.

Los familiares de los presos esperaban noticias sobre la suerte de sus allegados a las puertas de las cárceles. Muchos temían lo peor, tras ver las crueles imágenes que han circulado por las redes sociales en estas últimas horas.

“Lo único que pedimos, por favor, es justicia, que ayuden a nuestros familiares que están adentro pidiendo auxilio, socorro. Porque hay matanza, hay masacre y no podemos seguir que nuestros jóvenes sigan muriendo”, decía Alexandra Herrera desde el exterior de la prisión de Guayaquil.

El año pasado murieron 103 presos por la violencia en las cárceles ecuatorianas.