Danilo Medina nos mantuvo en ascuas jugando a la reelección que requería modificar la Constitución. Aunque la oposición en las calles era manifiesta él siguió en los aprestos. Cansados de mandarle mensajes y señales los americanos finalmente lo detuvieron con aquella llamada famosa de Mike Pompeo. La prensa dominicana, dio una versión absurda del intercambio con Pompeo y los americanos publicaron la versión real y sin maquillaje. Días después Medina renunció a modificar la Constitución. Pero entonces montó una alternativa. El mismo continuismo pero con un testaferro: Gonzalo Castillo.
La embajadora Robin Bernstein, días antes de las primarias abiertas, le advirtió a Danilo Medina que no insistiera en hacer fraude el 6 de octubre y produjo un informe de su reunión con el pleno de la JCE advirtiendo, previniendo y hasta solicitando el estatus de observadora. No le hicieron caso y, de nuevo, la prensa la ignoró su mensaje. Medina siguió adelante.
Ya con el fraude hecho y el escándalo armado, vino al país Cindy Kiersch subsecretaria del Departamento de Estado a reclamarle y advertirle a Medina la importancia de elecciones limpias y transparentes. Se reunió también con el presidente del Tribunal Constitucional y le bajó raya. De nuevo, la prensa calló, maquilló el asunto y Medina siguió en fraude en forma cada vez mas grosera y abierta.
Entonces vino el almirante Faller, jefe del Comando Sur y reclamó el tema seguridad, narcotráfico, penetración y peligros a la gobernabilidad. Poco después apresaron a Cesar Peralta en Colombia tras haber recibido la ayuda de lugar para ser “evacuado”. De nuevo la prensa hizo mutis, el gobierno pretendió haber sido parte de la captura pero fue desmentido.
A mediados de enero 2020 vino el subsecretario del Tesoro Marshall Billingslea a sacar las cuentas de la lavandería dominicana, a referirse en concreto al caso de Cesar Peralta y reclamar acción a las autoridades dominicanas. Es el Departamento del Tesoro el que decide, anuncia y ejecuta las medidas de bloqueo, sanciones, incautaciones, persecuciones y arrestos por delitos financieros. No está demás que busquen el historial de Marshall Billingslea para que sepan con quien están lidiando.
En estos mismos días, la JCE se ve compelida a involucrar al IFES recomendado y pagado por los americanos para auditar y supervisar las elecciones de febrero y mayo y eso obliga a la empresa española Alhambra a tomarse en serio la auditoria forense para la que fue irregularmente contratada. Otros procesos son incoados para sabotear la candidatura de Leonel Fernández y esa misma JCE se hunde aun mas en el descrédito cambiando ilegalmente el orden de candidaturas y partidos en las boletas.
El país está convencido de que Medina está en fraude pero espera que no se atreva a ejecutarlo. El dinero se derrocha a raudales a favor de Gonzalo pero su candidatura no avanza. Las trampas, chicanerías, abusos de poder, transferencia no supervisada de dinero y recursos fluyen a raudales a favor de los candidatos del PLD. Ya antes, Medina había asegurado que a los candidatos del PLD no les faltaría dinero. La prensa calla. Medina y los suyos, abucheados y despreciados por la gente de Higuey, salen por la puerta trasera de la catedral ¿y la prensa?
Felix Vasquez, senador por Cotui, es captado en una alocución afirmando que fruto de un acuerdo interno los empleados públicos que no se integren a la campaña de Gonzalo serán cancelados y en las redes sociales se publican ejemplos con nombre y apellidos. La dictadura en pie pero ni prensa ni empresarios salen a defender la democracia.
Danilo está obligado a seguir adelante aunque se hunda el país y nosotros con él. Ninguna salida es buena para él. Mientras tanto Reynaldo Pared, Secretario General del PLD alejado de la campaña electoral en la cual no participa se retrata en su casa- me imagino- leyendo un libro titulado MANUAL DE RESISTENCIA. ¿Cuál es el mensaje? Y Danilo Medina, adonde cree el que puede ir. Marshall Billingslea representa un escalada en el forcejeo entre Medina y EEUU y no se extrañe nadie de que el día menos pensado llegue una solicitud de extradición de Medina o lo arresten en un tercer país algo para lo cual el silencio de la prensa local no alcanza a protegerlo.