Reuters
“Doy juguete del Capitán América nuevo. Necesito pollo, leche, harina de trigo o detergente. Escucho propuestas”, se lee en un canal de trueque en redes sociales creado por el ingenio cubano para tratar de aliviar una escasez crónica que la pandemia de Covid-19 ha agudizado.
Con mil 500 usuarios en Telegram, “Dando y Dando” es uno de los muchos grupos colaborativos donde se intercambia ropa, juguetes y otros productos por comida, artículos de aseo y medicinas, desaparecidos de las tiendas estatales y difíciles de encontrar en el mercado negro asequiblemente.
“Es casi como volver a la edad de piedra, pero es lo que hay”, se lamenta Silvia, una trabajadora estatal de 42 años que permanece en casa desde principios de abril pasado, cuando Cuba quedó paralizada casi totalmente por el coronavirus.ADVERTISING
El procedimiento es sencillo, cuenta Silvia: “busco en el grupo a alguien que ofrezca lo que necesito, lo contacto por privado y quedamos para el intercambio”.
“A veces he tenido que verme en un punto medio con la otra persona porque ninguno tenía carro, cuando La Habana estaba sin guaguas. He resuelto un paquete de leche por aquí y otro de café por allá, cambiándolos, primero por ropa y luego por otras cosas necesarias como detergente”, explica.
PERIODO ESPECIAL 2.0
La pandemia ha afectado a economías y agravado crisis ya existentes, como en el caso de Cuba, donde el desabastecimiento cíclico de las tiendas estatales mantiene a sus habitantes a la caza constante de artículos de primera necesidad.
Muchos comparan a la isla en pandemia con el Periodo Especial, como se conoce en el país a la crisis económica de principios de los años 90, la peor de su historia reciente.ADVERTISING
A la falta de liquidez, las ineficiencias y el recrudecimiento del embargo estadounidense, se unen demoras en las importaciones de productos y materias primas, junto a serios problemas en el suministro.
El resultado han sido largas filas, donde los cubanos gastan horas y arriesgan la salud para hacer compras reguladas de artículos básicos como pollo, aceite, detergente y pasta dental, por citar algunos de los más escasos y perseguidos.
“Esos son los que están en el ‘hit parade’, pero realmente aquí falta de todo, hasta el café y ni hablemos del papel sanitario”, se lamenta Yosander Fernández, un universitario al que le ha tocado “salir a forrajear” para evitarle riesgos a sus sexagenarios padres. El Gobierno cubano abrió varias tiendas en divisas extranjeras mejor abastecidas, pero “no todos tenemos familia en el extranjero que nos envíe remesas”, insiste Fernández.
El jabón de tocador, el detergente y hasta el pollo escasean en los sitios tradicionales de compras, por lo que los isleños recurren al intercambio / Foto: EFE
REDES SALVADORAS
Si la llegada de los datos móviles en 2018 ya amplió el uso de internet, con las restricciones de movilidad se disparó la interacción digital entre los isleños, que encontraron en ese ecosistema el espacio perfecto para colaborar.
“La idea es que hoy te ayudo yo y mañana me ayudas tú”, asegura Laura a través de Telegram, una de las aplicaciones de mensajería más populares entre los cubanos y donde proliferan canales con tantos propósitos como necesidades existan.
Esa red, sin embargo, lleva fuera de servicio en Cuba desde el pasado miércoles, lo que ha provocado preocupación.
Los grupos “Dónde Hay” actualizan las existencias de pollo, café, aseo y leche en las tiendas. Una amplia comunidad de colaboradores publica la dirección del comercio, el nombre del producto y hasta el tamaño de las filas.
COMPRAR PARA CAMBIAR
En “Dando y Dando” se intercambian desde juguetes, pasteles “para toda ocasión”, cazuelas de barro o pruebas de embarazo hasta medicinas, pollo, harina de trigo, detergente y “sobre todo, leche, en cualquiera de sus formatos”, continúa Laura.
Cada usuario indica si quiere algo en específico o “escucha propuestas”, el lugar donde reside y si tiene transporte propio.
“Esto de los trueques tiene su cosa. En julio, la gente cambiaba lo que tenía en casa o lo que le sobraba de los ‘combos’ de las tiendas, pero ya hay quienes compran con el cambio en mente. Si ves algo muy buscado, lo compras aunque no te haga falta, porque sabes que lo puedes usar para conseguir otra cosa que sí necesites”, asegura.