Con más de 5.000 diplomáticos, afganos, y miembros de ONGs evacuados de Kabul, la misión del retiro de los los occidentales y los que los ayudaron durante su ocupación aun no ha finalizado y adquiere contornos dramáticos.
Desesperadas mamás lanzaron sus bebitos a través del alambre del aeropuerto a los soldados norteamericanos y británicos, ante la imposibilidad de ser aceptadas por los militares que controlan la puerta y chequean los documentos para salir del país.
El talibán impone orden y filtra a los que llegan hacia el exilio, creando pánico entre los afganos que se van. Los soldados británicos se sienten traumatizados frente al rol de selección de la gente que les toca cumplir en el aeropuerto. Apenas lo separan 10 metros de los talibán, contra los que combatieron durante 20 años.
Los intérpretes de las fuerzas occidentales están aterrorizados por no poder partir. Uno de ellos, llamado Faiz, denunció que los talibán le robaron toda la documentación cuando se dirigía al aeropuerto.
Disparos, estampida y cerca de 20 heridos
Faiz no quiere dar otros detalles pero cuenta con un certificado de agradecimiento por sus servicios con las fuerzas británicas como traductor. Lleva cinco días huyendo en Kabul, sin casa, con sus hijos y su esposa, a través de campos y caminos laterales para escapar al Talib.
Combatientes talibán patrullan un barrio en Kabul, este miércoles. Foto: AP
“Sé que si puedo llegar a ellos, los británicos me ayudarán porque fui intérprete para ellos y fui premiado por mi servicio. Pero los talibanes nos han disparado y anoche nos golpearon a mí y a mi esposa. Nos azotaron con plástico. Golpeaban a la gente como animales, incluso a mujeres y niños. También se llevaron mis documentos, incluido mi pasaporte, y nos obligaron a salir del edificio. Así que ahora estamos en la parte trasera del aeropuerto , en el calor”, contó.
Gente aterrorizada ante los disparos del talibán generó una estampida, donde quedaron heridas 17 personas en el aeropuerto. Los afganos están desesperados por salir, ante el temor de que el aeropuerto se cierre junto con la evacuación y queden en manos de los milicianos.
La huida del presidente
El presidente afgano en fuga Ashraf Ghani fue recibido este miércoles en los Emiratos Arabes Unidos por “razones humanitarias”, junto a su familia. Tenía planeado dirigir desde allí un mensaje a su país.
El líder talibán Mullah Baradar regresó a Afganistán desde Qatar el martes. Los talibanes han afirmado que no buscarán venganza contra quienes han luchado contra el grupo y dijeron que están comprometidos con los derechos de las mujeres dentro del marco de la sharia o ley islámica.
Pero no son un grupo homogéneo: probablemente gobiernen en base a la sharia.
Un miliciano talibán, este miércoles, en una calle de Kabul, la capital de Afganistán. Foto: AFP
Además, este miércoles prohibieron trabajar a una periodista y presentadora afgana.
Las opiniones están divididas en torno a este cambio de los talibán: táctica o necesidad de reconocimiento internacional. Los países europeos no parecen dispuestos a reconocer su gobierno, comenzando por Francia.
Reunión con el ex mandatario Hamid Karzai
Afganistán vuelve a su tribalidad política, lejos de la democracia occidental. Los talibanes han tenido conversaciones con el ex presidente Hamid Karzai, pashtún como ellos y líder de una poderosa tribu con su propia milicia, y Abdullah Abdullah, un alto funcionario del gobierno derrocado, ex canciller y mano derecha de Massud, el líder anti talibán asesinado por Al Qaeda un día antes del atentado a las Torres Gemelas.
Las fotos compartidas en línea mostraron a Karzai y Abdullah reuniéndose con Anas Haqqani, un alto líder de la red Haqqani y poeta, que Estados Unidos ha calificado de “grupo terrorista”.
Los Haqqani se encuentran en la zona tribal afgana-paquistaní, fueron mujaidines que combatieron en la invasión soviética contra los rusos y controlan la producción de opio y heroína, el gran negocio del talibán y sus laboratorios de procesamiento.
Cuando los talibanes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001, el grupo reprimió los derechos de las mujeres, llevó a cabo ejecuciones públicas y prohibió la televisión y la música. Ahora propician una amnistía, que las mujeres trabajen para la ley islámica y pueden ir hasta la universidad.
Protestas, represión y un muerto en Jalalabad
Al menos una persona murió y otras siete resultaron heridas después de que los talibanes dispersaran violentamente una protesta en Jalalabad, al este del país y donde vivía Osama Bin Laden.
Docenas de manifestantes en Jalalabad izaron la bandera nacional afgana y bajaron la propia bandera de los talibanes el miércoles, el día antes del día de la independencia de Afganistán.
“Luego, los militantes abrieron fuego y golpearon a la gente con porras”, dijo un funcionario de salud afgano a Associated Press. Seis habían resultado heridos.
Los milicianos habían llegado a Jalalabad desde el campo de batalla y la ciudad se rindió sin combatir. Los talibán, con sus camionetas o “técnicas” cargadas de hombres armados, llegaron a la plaza principal, arriaron la bandera afgana y subieron la blanca y negra que los identifica.
La agencia Reuters cita que al menos tres personas murieron y más de una docena resultaron heridas, citando a dos testigos y un ex oficial de policía.
En la misma ciudad, los talibanes volaron una estatua de un líder de la milicia shiita, lo que puso en duda sus afirmaciones de que se ha vuelto más moderados en las dos décadas desde que fue derrocado.
Las fotos en las redes sociales mostraron que los insurgentes habían destruido una estatua de Abdul Ali Mazari, un líder de la milicia que luchó contra el grupo durante la guerra civil de Afganistán en la década de 1990, y luego fue asesinado por el grupo en 1996.
Mazari era un defensor de la minoría hazara, un grupo predominantemente shiíta, perseguido bajo el gobierno de los talibanes.
La estatua de Mazari se encontraba en la provincia de Bamyan, donde los talibanes volaron dos estatuas gigantes de Buda que habían sido talladas en la piedra.
La crisis afgana en el Parlamento británico
El primer ministro británico Boris Johnson se ha enfrentado a las críticas de una sucesión de importantes diputados conservadores, incluida Theresa May, por la toma de Afganistán por los talibanes.
Un conmovedor discurso del ex veterano de Afganistán y diputado conservador enmudeció la sala, en la convocatoria anticipada del Parlamento a causa de la crisis.
Tobias Ellwood, presidente del comité selecto de Defensa, dijo: “De hecho, estamos cediendo el país a la insurgencia misma que fuimos a derrotar en primer lugar, y la reputación de Occidente de apoyar a los demócratas”.
Combatientes talibanes, este miércoles, en una calle de Kabul. Foto: AP
En un rencoroso debate que vio la primera cámara de los Comunes llena en casi un año y medio, el primer ministro fue acusado por sus colegas de una “catastrófica falla de inteligencia” y permitir que el país fuera devuelto a “la insurgencia misma a la que fuimos a derrotar” en primer lugar.
En un discurso de media hora, marcado por parlamentarios furiosos desesperados por intervenir, Johnson culpó del caos en Afganistán a la decisión estadounidense de retirarse.
Dijo a los parlamentarios que era una “ilusión” pensar que Gran Bretaña podría haber formado una coalición sin Estados Unidos para apuntalar al gobierno afgano, porque la “dura realidad” era que otros aliados no querían seguir luchando.
“Occidente no pudo continuar con esta misión dirigida por Estados Unidos. Una misión concebida y ejecutada en apoyo de Estados Unidos”, dijo Johnson.
“Realmente creo que es una ilusión creer que hay apetito entre nuestros socios por una presencia militar continua o una solución militar continua”, se defendió Johnson.
“No creo que el despliegue de decenas de miles de tropas británicas para luchar contra los talibanes sea una opción. Sin importar cuán sinceramente la gente lo defienda, que sea recomendable para el pueblo británico o para esta casa”, agregó.
El primer ministro británico, Boris Johnson, enfrentó duras críticas en el Parlamento, en Londres, por la actuación del reino en Afganistán. Foto: AFP
Duras críticas a Boris Johnson
Quizás la intervención más complicada que enfrentó Johnson provino de Theresa May, la ex primera ministra y conservadora, quien simplemente desafió a su sucesor a declarar cuando habló por primera vez, en persona, con Jens Stoltenberg, el secretario general de la OTAN, “para discutir la creación de una coalición alternativa”.
El premier no respondió a la pregunta, lo que provocó quejas de las bancas de la oposición.
Sir Keir Starmer, hablando frente a laboristas y con un recinto lleno por primera vez desde que se convirtió en líder de ese partido en abril del año pasado, abrió su discurso elogiando a los parlamentarios de toda la casa que habían servido en Afganistán.
Dirigiéndose a los veteranos de manera más general, Starmer les dijo: “Su sacrificio no fue en vano. Trajeron estabilidad, redujeron la amenaza terrorista y permitieron el progreso. Todos estamos orgullosos de lo que hicieron”.
Starmer luego habló, con pesar, de una “semana desastrosa, una tragedia que se desarrolla”. La “situación desesperada”, dijo, “requiere liderazgo y que el primer ministro salga de su complacencia”.
Starmer dijo que el juicio de Johnson sobre Afganistán había sido “espantoso” y que había habido un “fracaso en la preparación”.
“Hemos tenido 18 meses para prepararnos y planificar las consecuencias de lo que siguió, para planificar y prepararnos para el reasentamiento de los refugiados y aquellos que nos han apoyado. Para apoyar al gobierno afgano en la gestión de la retirada, para garantizar la seguridad internacional y presión regional sobre los talibanes, y apoyo al gobierno afgano”, aseguró el líder laborista.
Starmer señaló que Johnson no había visitado Afganistán como primer ministro. Lo que significa que su último viaje al país fue en 2018, como secretario de Relaciones Exteriores, cuando entró y salió rápidamente para evitar una votación de los Comunes sobre una tercera pista de Heathrow. “Cientos de miles de británicos han volado para servir”, dijo Starmer.
“El primer ministro voló para evitar el servicio público”, acusó.
Enfrentándose a las interrupciones de Dominic Raab, el secretario de Relaciones Exteriores, Starmer respondió: “Ahora grita. Pero se quedó de vacaciones mientras nuestra misión en Afganistán se estaba desintegrando. Ni siquiera habló con los embajadores en la región cuando Kabul cayó ante los talibanes. Deja que eso se asimile. No puedes coordinar una respuesta internacional desde la playa”, le alertó.
Una serie de conservadores acribilló a Johnson con preguntas difíciles sobre las fallas del Reino Unido.
Mark Harper, un tory, dijo que hubo una “falla catastrófica de nuestra inteligencia o nuestra evaluación de la inteligencia debido a la velocidad con la que esto nos ha pillado desprevenidos”.
Johnson respondió que la velocidad de la respuesta de los talibanes había sido más rápida “de lo que incluso los mismos talibanes predijeron”, lo que provocó una mirada de desconcierto en Harper.
La OTAN se reunirá el viernes para una cumbre especial para tratar la crisis.
París, corresponsal
CB