El coronavirus ha dejado más de 7.400 muertos en Estados Unidos, paralizó al país y asestó un duro golpe a la economía, pero las cortes migratorias que llevan los casos de extranjeros detenidos siguen abiertas para procesar deportaciones, pese a la oposición de abogados que temen contagiarse.
En una semana la en que Estados Unidos pasó a ser el país con más casos confirmados, y alcanzó el viernes el récord de 1.480 muertes en un día, la actividad solo fue suspendida en unos pocos de estos tribunales después de que se detectaran contagios.
El miedo generalizado entre los letrados llevó a la Asociación de Abogados de Migración (AILA, por sus siglas en inglés) a demandar esta semana al gobierno de Donald Trump y a la división de asuntos de Inmigración del Departamento de Justicia (EOIR) para que se suspendan las audiencias migratorias por el coronavirus.
Trump, que busca la reelección en noviembre, ha hecho de la lucha contra la inmigración irregular y legal una de sus prioridades.
En una corte de Arlington, en Virginia, estado próximo a Washington, el panorama era caótico, constató la AFP en una visita.
Por un lado, muchos migrantes en libertad se acercaban por audiencias, sin saber que habían sido aplazadas. Por otro, se presentaban familiares de extranjeros detenidos que ignoraban el destino de sus parientes.
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A la angustia sobre el proceso de deportación se suma el hecho de que, por el coronavirus, no pueden ver a sus familiares.
Según el Consejo Estadounidense de Inmigración (American Immigration Council, AIC) en Estados Unidos hay cerca de 38.000 extranjeros detenidos por las autoridades migratorias.
En esa corte de Virginia, las medidas de prevención a la COVID-19 recomendadas por asesores de la Casa Blanca estaban ausentes.
Funcionarios y migrantes compartían ascensores colmados; trabajadores sin guantes ni mascarillas informaban los procedimientos a grupos de personas en espacios cerrados y pequeños.
“Parece un desafío a la lógica exponer a la gente”, especialmente en casos que no son tan urgentes, dijo Chase.
En Nueva York, foco de la pandemia en Estados Unidos con 57.000 casos confirmados y 1.867 muertos, la fiscal general Latitia James, envió una carta el jueves al Departamento de Justicia para pedir el cierre de estas cortes.
“La continuación de las operaciones de las cortes de inmigración en Nueva York durante la epidemia del COVID 19 implica poner en riesgo la salud y la seguridad del personal de la corte, los abogados, sus clientes y del público”, escribió James.
El abogado George Terezakis contó en la Asociación de Abogados contra las Deportaciones, con sede en Nueva York, que la madre de un detenido viajó desde su casa en los suburbios de Long Island hasta una corte en Manhattan en transporte público para entregar un documento para la audiencia de su hijo.
Después, a la mujer le diagnosticaron coronavirus.
“Dejar las cortes abiertas asegura una propagación innecesaria, de una enfermedad grave y de la muerte”, acusó Terezakis. Es “como si alguien disparara al azar a una multitud de jueces de inmigración, funcionarios de tribunales, abogados, intérpretes y detenidos y a sus familias”, comparó.
El sistema judicial estadounidense dispuso la suspensión de los argumentos orales en la Corte Suprema a fines de marzo; en las cortes federales de apelación, los argumentos serán conducidos de forma remota; y en el circuito de la ciudad de Washington todos los argumentos fueron suspendidos indefinidamente.
En un principio, los tribunales migratorios permanecieron abiertos. Luego se limitaron a realizar las audiencias de los casos de extranjeros detenidos, que enfrentan cargos por delitos varios, como cruzar la frontera de forma irregular.
El jueves, la abogada Susan Church de Massachusetts escribió en Twitter fue a trabajar a un tribunal, sin saber que una persona en su casa estaba infectada. “Expuse a todos los que trabajan ahí sin ninguna razón más que la insensatez” de la EOIR, se quejó.
La Asociación Nacional de Jueces de Inmigración (NAIJ) divulgó esta semana el comentario de uno de sus jueces, un veterano de guerra que prefirió no ser identificado.
“En mi vida anterior traté a presos talibanes y yihadistas del Estado Islámico con más humanidad”, se descargó. “Nunca vi un liderazgo peor”, agregó.
Para Chase, que las corten se mantengan abiertas se explica solo porque el gobierno de Trump conduce a las personas a simplemente seguir órdenes.
“Estamos viendo las consecuencias de que nadie esté en una posición de autoridad, de que tenga valentía o sentido común”, dijo. “Es la falta de liderazgo”, concluyó.
Fuente: AFP