Mientras Nicolás Maduro insiste en que no existe una crisis humanitaria en Venezuela, Juan Guaidó denunció que son más de 300.000 las personas que están en riesgo de muerte por la falta de medicinas. El diario español El Mundoreveló que el desabastecimiento de medicamentos ya se ubica en 85%.
“Las víctimas directas del desastre son 140.000 enfermos de cáncer, más de 300.000 pacientes con dolencias cardiológicas, 300.000 enfermos crónicos, como Parkinson y hemofilia y 79.000 personas con Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH)”, reseña el periódico español.
Asimismo, detalla que estas personas dejaron de recibir tratamiento desde 2016 “o lo reciben de forma intermitente”.
La agravamiento en materia de escasez de alimentos se evidenció considerablemente en los últimos cuatro años. En 2014, ese índice no superaba el 60%.
En la situación actual, los venezolanos apenas encuentran una y media de cada diez medicinas que requieren.
Entre los principales motivos de esta crisis se destaca el riguroso control cambiario de la moneda. Ante la gran dificultad de conseguir divisas, las empresas se farmacéuticas se ven obligadas a rebuscarse en el mercado negro.
“Un mecanismo contaminado por la corrupción que, según Jorge Giordani, vicepresidente económico de Hugo Chávez, provocó el desfalco de 400.000 millones de dólares”, apunta El Mundo.
El otro factor que llevó a esta alarmante situación es la creciente deuda que han contraído desde el año 2012 las empresas nacionales y transnacionales, como consecuencia de la falta de pagos por parte del Estado. Esa deuda, que también afectó a las farmacéuticas, ascendió a los 5.700 millones de dólares.
Fue tal el impacto, que de las 56 plantas farmacéuticas que había en el país, “sólo sobreviven 15, tras la expropiación y cierre por contaminación de SM Pharma”.
Como ocurre en otros sectores, el régimen de Maduro entregó el negocio a los militares: “El gobierno otorga la licitación de medicamentos a militares, que conforman compañías cercanas al poder que realizan compras internacionales a precios desorbitados”.
“Los precios se multiplican en las farmacias, lo que se une a la escasez tan palpable. Del contrabando de la frontera, que incluía medicinas a precios irrisorios, se pasa a la triangulación: se vende muy barato al exterior y se recompra mucho más caro”, explica el diario español.