ROMA.- “La situación de Covid-19 en Italia está ampliamente fuera de control”, advirtió hoy el epidemiólogo Masssimo Galli, director de enfermedades infecciosas del hospital Sacco de Milán, cuyo grito de alarma se sumó al del Colegio Nacional de Médicos, que reclamó un confinamiento total del país para evitar un dramático colapso de las terapias intensivas y más muertes.
“Temo que no hay ninguna mínima duda de que debe subrayarse de que la situación está ampliamente fuera de control”, afirmó Galli, una voz muy prestigiosa, al hablar sobre la segunda ola de coronavirusque está afectando a la península en un programa de Raitre. Según este experto la segunda ola se distingue “por un constante incremento de la difusión de la infección”, aún con “diferencias locales y regionales”. “Las medidas adoptadas deben ser aplicadas con extrema atención y eficacia si queremos invertir la tendencia en tiempos razonables y no encontrarnos en una situación aún más compleja en brevísimo plazo”, advirtió, aludiendo a un confinamiento total, situación que el primer ministro, Giuseppe Conte, querría evitar a toda costa por sus consecuencias económicas devastadoras.
Desde el viernes pasado, más allá de restricciones nacionales como un toque de queda de 22 a 5, Italia se encuentra dividida en tres zonas -roja, naranja y amarilla-, de acuerdo a la situación epidemiológica y de riesgo grave, intermedia o medio. En las zonas rojas -al momento Lombardía, Piamonte, Valle d’Aosta y Calabria- se implementó una cuarentena “soft”: no hay libertad de desplazamiento, salvo para ir al trabajo, a la escuela primaria o cuestiones de necesidad y han debido cerrar restaurantes y bares, que sólo pueden trabajar con delivery. Pero para muchos expertos esta división por colores y riesgos no es suficiente para detener el virus, sobre todo porque durante el fin de semana pasado, no sólo en las zonas amarillas, donde hubo jornadas casi primaverales, la gente salió masivamente a las calles, parques y costas. En medio de polémicas por cómo se transmiten los datos de cada zona, hoy varias regiones -Umbria, Abruzzo, Liguria, Toscana y Basilicata- pasaron a ser color naranja -como Sicilia y Apulia-, con ulteriores restricciones de movimiento y cierres a partir del miércoles. Y se espera que varias otras con números aún más preocupantes, entre las cuales Campania (Nápoles) pasen a ser de color rojo.
Fue justamente después de ver las imágenes de aglomeraciones de personas durante el fin de semana que el presidente del Colegio Nacional de Médicos de Italia, Filippo Anelli, imploró ayer medidas más drásticas. “La situación en un mes será dramática, es necesario un confinamiento total en todo el país”, reclamó, al advertir que el sistema sanitario ya está con problemas y que pronto las zonas amarillas podrían encontrarse en las mismas condiciones que las rojas. “Con el promedio actual, en un mes vamos a llegar a 10.000 muertos más”, pronosticó.
Hasta ahora Italia, uno de los países con más ancianos del mundo, contabiliza 41.750 muertos. Desde el 21 de octubre pasado, reporta a diario números de tres cifras de víctimas mortales y de cinco cifras de nuevos casos, llegando el sábado pasado al récord absoluto de casi 40.000 contagios (39.811) en 24 horas. Hoy se registraron 25.271 casos, pero se realizaron menos tests. Según datos del ministerio de Salud, actualmente hay 573.334 personas infectadas; la gran mayoría (542.849) se encuentra en aislamiento domiciliario, 27.636 internadas y 2849 en terapia intensiva. Un número impresionante, sobre todo si se piensa que en agosto pasado en terapia intensiva se contaban menos de 40 pacientes por Covid-19.
Tragedia nacional anunciada
“Esta es una tragedia nacional anunciada. Si no actuamos ahora tendremos muertos mañana y no lograremos curar hoy”, advirtió el profesor Walter Ricciardi, consejero del ministerio de Salud. “Debe implementarse enseguida un confinamiento en ciertas áreas metropolitanas, algo que yo ya habría hecho en Nápoles”, indicó en otro programa televisivo.
En ciudades como Milán o Turín las personas que deben curarse por otras enfermedades ya no pueden hacerlo y aumenta el número de casos que denuncian intervenciones quirúrgicas que fueron canceladas, también por falta de personal médico que, como en otro dejá vu, se encuentra contagiado.Detrás de la vacuna de Pfizer, un discreto matrimonio y “dream team” de la ciencia
De norte a sur, por otro lado, los hogares para mayores, aquí llamados RSA (por sus siglas, residenze sanitarie assistite), que ya en la primera ola habían sido epicentro de contagio y muerte, volvieron a serlo. Allí, se multiplican a diario infectados entre ancianos y empleados, pese a que se encuentran bloqueadas las visitas de los parientes y se realizan tests.
“Entiendo el problema de la economía, pero la situación es desesperada, estamos inundados y temo que las medidas de contención adoptadas no bastarán para detener el mal”, dijo al Corriere della Sera Anna Maria Brambilla, doctora que está al frente de la guardia del hospital Sacco de Milán. Brambilla estimó que todavía no se llegó al pico y que, a diferencia de la primera ola, el virus circula mucho más en el territorio, al menos en Milán. “Y el problema verdadero es que mi ciudad, Milán, parece no darse cuenta del incendio que la amenaza”, lamentó. “La gente tiene que saber y entender. Al momento, la única arma en contra de este virus es reconocerlo por lo que es: un enemigo maléfico. que te agarra desprevenido y que desmenuza las defensas inmunitarias. Un enemigo mortal”.Por: Elisabetta Piqué