En el siglo XIX, México era un territorio vasto que incluía lo que actualmente conocemos como California, Nevada, Utah, Arizona, Colorado, Nuevo México y Texas.

Pero, a partir de 1830 empezó a crecer un movimiento independentista texano, y este fue el pretexto para que Estados Unidos iniciara una guerra que, a la postre, le anexó un territorio de más de 2 millones de kilómetros cuadrados.

Muchos aún se preguntan hasta qué punto esta pérdida, que se vivió como una tragedia nacional, pudo marcar la suerte económica de México.