La turbulencia en la industria automotriz, un poderoso motor de la economía global, está amenazando el crecimiento y estremeciendo a las empresas y las comunidades que dependen de los fabricantes de autos como generadores de dinero y empleos.

Por cada auto o camión que no sale rodando de una línea de ensamblaje en Detroit, Stuttgart o Shanghái, hay empleos en peligro. Tal vez haya mineros en Finlandia que buscan mena para el acero, trabajadores en Tailandia que moldean neumáticos o empleados de Volkswagen en Eslovaquia que instalan paneles de instrumentos en vehículos utilitarios deportivos. Sus sustentos están a merced de la escasez de los suministros y las restricciones de los envíos que están haciendo que las empresas tengan que limitar la producción.

La industria automotriz representa un tres por ciento de la producción económica mundial y en los países que fabrican autos como Alemania, México, Japón o Corea del Sur, o estados como Míchigan, el porcentaje es mucho mayor. Una desaceleración en la fabricación de autos puede dejar cicatrices que tal vez tarden años en recuperarse.

Las ondas sísmicas de la crisis de los semiconductores, la cual está obligando a casi todos los fabricantes de automóviles a eliminar turnos o cerrar de forma temporal las líneas de ensamblaje, podrían tener la fuerza necesaria para sumir a algunos países en la recesión. En Japón, el hogar de Toyota y Nissan, la escasez de autopartes provocó que las exportaciones cayeran un 46 por ciento en septiembre en comparación con el año anterior, una demostración poderosa de la importancia de la industria automotriz para la economía.

Una fábrica de Ford en Dearborn, Míchigan, el mes pasado. La empresa informó sobre recientes descensos en las ventas y los beneficios, pero dijo que los beneficios para todo el año serían mayores de lo que había previsto.
Una fábrica de Ford en Dearborn, Míchigan, el mes pasado. La empresa informó sobre recientes descensos en las ventas y los beneficios, pero dijo que los beneficios para todo el año serían mayores de lo que había previsto.Credit…Rebecca Cook/Reuters

“Es una carga muy significativa para el crecimiento y el empleo”, comentó Ian Shepherdson, economista jefe en Pantheon Macroeconomics.

Paul Jacques es una de las personas que podría sufrir el impacto más profundo. Él trabaja en Tecumseh, Ontario, en una división del proveedor de componentes Magna International que produce asientos para una fábrica cercana de minivanes marca Chrysler.

Jacques, de 57 años, estaba en la línea de ensamblaje cuando se enteró de que Stellantis, la empresa matriz de Chrysler, planeaba eliminar un turno en Windsor, Ontario, debido a la escasez de semiconductores, los chips de computadora esenciales para los sistemas de control de navegación, la gestión del motor y un montón de otras funciones.

Él y sus compañeros de trabajo sabían que sus empleos también estaban en peligro. “El ambiente se volvió increíblemente sombrío”, comentó Jacques, cuyos dos hijos también trabajan en la fábrica de asientos.

Paul Jacques y su hija, Rebecca-Lynn, ambos trabajan para Magna International, un proveedor en Ontario para una fábrica de camionetas estilo minivan marca Chrysler.
Paul Jacques y su hija, Rebecca-Lynn, ambos trabajan para Magna International, un proveedor en Ontario para una fábrica de camionetas estilo minivan marca Chrysler.Credit…Sarah Rice para The New York Times
La fábrica de Chrysler a la que Magna presta servicios, redujo su producción debido a la escasez de chips de computadora.
La fábrica de Chrysler a la que Magna presta servicios, redujo su producción debido a la escasez de chips de computadora.Credit…Sarah Rice para The New York Times

Los fabricantes de automóviles han podido mitigar algo del impacto que ha producido el aumento de los precios al pasarles parte del daño a los compradores de autos. La semana pasada, Ford y General Motors reportaron grandes pérdidas en las ventas y las ganancias para el periodo veraniego, pero aumentaron sus pronósticos de ganancias para el año total. El viernes, Daimler, el fabricante de los autos Mercedes-Benz, anunció que su utilidad neta aumentó un 20 por ciento en el tercer trimestre, aunque la empresa haya vendido un 25 por ciento menos de vehículos. Los precios más altos compensaron de sobra.

Las personas a las que más les está perjudicando la crisis son los trabajadores y cualquiera que necesite un auto asequible. Las empresas de automóviles han asignado los escasos chips a los autos de gama alta y a otros vehículos que generan la mayor cantidad de ganancias, lo cual ha provocado una larga espera para los vehículos menos caros. Los precios de los autos usados están por los cielos debido a la falta de vehículos nuevos.

Los vehículos con altos márgenes de utilidades como las camionetas Ford F-150 o Chevy Silverado “seguirán saliendo en grandes cantidades”, comentó Ram Kidambi, un socio en la consultoría Kearney, que tiene su sede en Detroit. “Pero los vehículos que tienen márgenes menores están recibiendo el impacto y por lo tanto la fuerza laboral que trabaja con ellos”.

La crisis comenzó el año pasado, cuando los precios de las materias primas clave, como el acero y el cobre, empezaron a subir, dijo Viren Popli, director ejecutivo de Mahindra Ag North America, una rama del gigantesco fabricante indio de vehículos que fabrica tractores para el mercado estadounidense.

La recuperación desigual de la pandemia de coronavirus en el mundo hizo que los lejanos eslabones de la cadena de suministro mundial estuvieran desincronizados y no pudieran conectarse. A fines del verano, Estados Unidos empezaba a dar refuerzos, mientras que un brote devastador en Malasia cerraba las fábricas.

Mahindra agotó rápidamente su inventario de piezas y tuvo que esperar a que se repusieran. Pero se retrasaron en los puertos, con cientos de barcos atascados y los costos de los contenedores subieron de 3000 a 20.000 dólares.

Los trabajadores de la fábrica de Opel en Eisenach, Alemania, que han sido puestos en suspensión de pagos, protestaron la semana pasada.
Los trabajadores de la fábrica de Opel en Eisenach, Alemania, que han sido puestos en suspensión de pagos, protestaron la semana pasada.Credit…Felix Schmitt para The New York Times

En una planta de ensamblaje de tractores en Bloomsburg, Pensilvania, Popli dijo que “perdimos el 25 por ciento de la producción durante dos meses seguidos por problemas de flujo de contenedores” en el puerto de Long Beach, California.

Es difícil calcular cuántos de los problemas de la industria automotriz se propagarán al resto de la economía, pero hay pocas dudas de que el efecto será enorme porque muchas otras industrias dependen de las automotrices. Los fabricantes de automóviles son grandes consumidores de acero y plástico y apoyan inmensas redes de proveedores, así como los restaurantes y supermercados que alimentan a los trabajadores de la industria automotriz.

“Si la planta de Windsor no está en operaciones, todos sienten los efectos”, comentó David Cassidy, presidente de Unifor Local 444, un sindicato que representa a los trabajadores de la planta que fabrica las minivanes de Chrysler.

Las fábricas de autos —como la de Stellantis en Ontario— suelen ser los empleadores más grandes del sector privado en sus comunidades, por eso los cierres son todavía más devastadores. Debido a que las plantas de automóviles tienden a dominar la economía local, son difíciles de remplazar. El desempleo que provocan los cierres de las fábricas de autos persiste durante años, según un estudio de 2019 del Fondo Monetario Internacional.

En Eisenach, Alemania, una ciudad de 42.000 habitantes, Opel construye un todoterreno compacto llamado Grandland. Pero Stellantis, que también es propietaria de Opel, cerró la fábrica en octubre y no tiene previsto reiniciar la producción hasta el año que viene. Los trabajadores temen que el cierre sea permanente; Stellantis también produce el Grandland en una fábrica de Francia que sigue funcionando.

En la fábrica de Eisenach o en los proveedores adyacentes trabajan unas 2000 personas que están de permiso remunerado. Pero Katja Wolf, la alcaldesa de Eisenach, que se unió a una protesta de trabajadores frente a la planta el viernes, dijo que la gente era reacia a gastar porque no sabe cuándo volverá a abrir la planta. Eso perjudica a los negocios locales.

“El mayor problema es la incertidumbre sobre el futuro, cuando la industria automovilística ya está en crisis”, dijo Wolf en una entrevista. “La gente no compra carros nuevos ni reserva vacaciones caras. Están demasiado preocupados”.

Opel tiene previsto mantener todas sus fábricas alemanas, incluida la de Eisenach, según declaró el domingo Uwe Hochgeschurtz, director general de Opel, al Frankfurter Allgemeine Zeitung.

“El mayor problema es la incertidumbre sobre el futuro, cuando la industria automovilística ya está en crisis”, dijo Katja Wolf, alcaldesa de Eisenach, que se unió a la protesta de los trabajadores automovilísticos.
“El mayor problema es la incertidumbre sobre el futuro, cuando la industria automovilística ya está en crisis”, dijo Katja Wolf, alcaldesa de Eisenach, que se unió a la protesta de los trabajadores automovilísticos.Credit…Felix Schmitt para The New York Times

Los semiconductores no son los únicos componentes que escasean. Los fabricantes de automóviles también están buscando el tipo de plástico que se usa para mantener el líquido de los limpiaparabrisas y moldear el panel de control, así como la espuma que se usa para construir los asientos, dijo Dan Hearsch, director general de la oficina de Detroit de la consultora global AlixPartners.

Debido a la escasez de un pequeño soporte utilizado en los todoterrenos, Hearsch dijo que el tiempo que se tarda en arreglar un vehículo dañado en un accidente se ha disparado a casi 20 días, desde 12.

AlixPartners calcula que, debido a la escasez, este año se dejarán de producir 7,7 millones de vehículos, lo que tendrá un costo de 210.000 millones de dólares para la industria en ingresos perdidos.

Una cantidad relativamente pequeña de países representa la mayoría de la producción mundial de autos y autopartes. Entre ellos se encuentran Estados Unidos y China, al igual que países más pequeños como Tailandia.

Eslovaquia, con tan solo 5,4 millones de personas, es el hogar de grandes fábricas de Volkswagen, Peugeot y Kia y produce un millón de autos al año, la mayor cantidad per cápita de todos los países. Esa industria representa más de una tercera parte de las exportaciones eslovacas.

Mientras más dure la escasez, más profundo será el efecto económico. Las economías modernas necesitan vehículos para funcionar. En estos días es difícil encontrar camiones, vehículos esenciales para transportar productos, lo cual es una restricción para el crecimiento.

“En esencia todo está agotado en Europa occidental y Norteamérica hasta el próximo año”, comentó Martin Daum, director de la división de camiones de Daimler, al citar la escasez de chips.

No hay señal de que la crisis vaya a terminar pronto. Los fabricantes de semiconductores han prometido que aumentarán el suministro, pero la construcción de nuevas fábricas tarda años y las empresas de autos no son necesariamente los clientes más importantes.

“Los fabricantes de semiconductores les están dando prioridad a empresas como Apple y HP, no a las que son como Ford”, comentó Gad Allon, profesor de la Escuela de Negocios Wharton.