n las cercanías del Centro de Estudios Nucleares de Cadarache, en el sur de Francia, comenzó el 28 de julio el proceso de ensamblaje del mayor reactor termonuclear en la historia. El Reactor Experimental Internacional Tokamak (ITER) es un megaproyecto que se desarrolla en Francia, fruto del trabajo conjunto de los países de la Unión Europea, así como de Rusia, EE.UU., la India, China, Corea del Sur y Japón.
Fue diseñado para reproducir las reacciones físicas que ocurren en el Sol y otras estrellas y utilizar el potencial de la fusión nuclear como fuente de energía ilimitada y limpia. El proyectado reactor de plasma del ITER, de 23.000 toneladas, corresponde a la máquina más compleja jamás ideada, y será albergada en un edificio de 60 metros de altura.
Científicos avanzan hacia la construcción del ‘santo grial’ de la energía ilimitada
La ceremonia oficial contó con la presencia del presidente francés, Emmanuel Macron, y, de forma remota, de los representantes de los países miembros del proyecto, entre ellos, Alexéi Lijachov, director general de la Agencia de Energía Atómica de Rusia (Rosatom), quien transmitió a los participantes un discurso de bienvenida de Vladímir Putin. El presidente de Rusia señaló que “el ITER representa un claro ejemplo de la cooperación multilateral eficaz y mutuamente beneficiosa”.
“Rusia es uno de los países fundadores de esta iniciativa, que fue diseñada para contribuir de forma importante a garantizar la seguridad energética de la humanidad, y desempeña un papel activo en su implementación”, indicó Putin, subrayando que “el proyecto ITER se basa en el concepto de la instalación de tokamak desarrollado” en Rusia.
Dentro del tokamak se pretende aprovechar la energía liberada durante la creación de átomos pesados a partir de otros más livianos, en lo que se conoce como fusión nuclear. La puesta en marcha del reactor termonuclear está programada para el 2025, cuando los científicos esperan obtener el primer plasma. Y el proceso de síntesis a gran escala debería iniciarse en el 2035.