Como era previsible, China ha reaccionado con furia. Tras el anuncio de EE UU de que impondrá sanciones por la compra china de equipos militares rusos, Pekín ha exigido a Washington que corrija su “error” de inmediato. De lo contrario -ha declarado el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang- Estados Unidos tendrá que “atenerse a las consecuencias”.

Según ha apuntado el Gobierno estadounidense, las sanciones se toman contra un órgano del Ministerio de Defensa, el Departamento de Desarrollo de Equipos (EDD, por sus siglas en inglés) y sus principales directores, tras su compra de aviones de caza Sukhoi Su-35 en 2017 y sistemas de misiles tierra-aire S-400 este año. Estas adquisiciones, alega Washington, violan las sanciones que Estados Unidos ha impuesto a Rusia por las injerencias de Moscú en las elecciones presidenciales de 2016 y por su intervención militar en el este de Ucrania.

Como consecuencia, el EDD, responsable de equipar al Ejército Popular de Liberación chino, no podrá exportar productos a territorio estadounidense, las propiedades que pueda tener en ese país serán embargadas y tendrá vetado desarrollar transacciones financieras allí.

La medida, ha asegurado en Washington un alto funcionario estadounidense que ha hablado a la prensa bajo la condición del anonimato, no se dirige contra China. “El objetivo final de estas sanciones es Rusia”, ha sostenido. Otros terceros países también podrían recibir medidas similares.

La Ley para Contrarrestar a Adversarios de Estados Unidos mediante Sanciones (CAATSA, por sus siglas en inglés) se aprobó el año pasado, con la meta de aportar más formas a la administración de Donald Trump de imponer sanciones económicas y políticas contra Rusia, Irán y Corea del Norte. Según las autoridades estadounidenses, citadas por AFP, esta es la primera vez que un tercer país es castigado bajo la legislación de sanciones CAATSA por hacer negocios con Moscú.

Pero Pekín, que ya se encuentra inmersa en una agria disputa comercial con Washington, agravada esta semana después de que ambos hayan activado el proceso para imponer nuevos aranceles a sus respectivos productos, se ha mostrado indignada por lo que interpreta como un nuevo gesto de rivalidad estadounidense.

China ya ha presentado una queja formal por esa iniciativa “irracional”, que considera una violación de las normas internacionales. “Reclamamos firmemente a Estados Unidos que solucione el problema y retire estas sanciones”, ha insistido Geng.

Pekín y Moscú han estrechado significativamente su relación bilateral desde la llegada al poder de Xi Jinping hace seis años. A la simpatía personal entre el presidente chino y su homólogo ruso, Vladímir Putin, se une la coincidencia de intereses estratégicos entre dos países que creen necesaria una reforma del orden mundial actual y que ven con desconfianza a Estados Unidos. El acercamiento bilateral, que comenzó teniendo un carácter más económico, se ha ido expandiendo al área de la defensa. Además de las compras de armamento, China ha participado este mes como invitada en las mayores maniobras militares rusas desde los tiempos de la Guerra Fría. Xi y Putin asistieron al inicio de esos ejercicios, en el comienzo de una visita del jefe de Estado chino a Vladivostok para participar en un foro económico, y subrayaron la importancia de la relación entre los dos países.

Algo que ha reiterado hoy también Geng. China y Rusia, ha subrayado, son “socios estratégicos”. Sus intercambios se basan en la confianza mutua. Pero también -ha insistido- en el cumplimiento de las normas internacionales.

Con respecto a Rusia, estas sanciones surgieron de la “agresión en Ucrania, la anexión de Crimea, ciberataques e intrusiones, interferencias en las elecciones de 2016 y otras actividades malignas” hacia Estados Unidos, dijo el Departamento de Estado, citado por AFP. Además, también se anunció que 33 actores ligados a la inteligencia y el ejército rusos serán agregados a la lista negra de sanciones. Todos han integrado listas anteriores y 28 ya han sido acusados por el fiscal que investiga la intromisión rusa en las elecciones, Robert Mueller.