La valija de un soldado de la Primera Guerra Mundial permaneció cerrada por 100 años. Cuando el sobrino del miembro del ejército británico encontró el bolso, lo abrió y, ante el increíble hallazgo, se puso en contacto con un historiador: juntos reconstruyeron los últimos momentos del jovenque perdió la vida en la trinchera.“Monstruo del Caspio”: cómo es el misterioso ekranoplano soviético encontrado en una playa

“Este es Ted. Durante más de 90 años fue uno de los miles de caídos de la Primera Guerra Mundial, de la que sabemos muy poco”, comenzó Dan Hill, historiador militar británico especializado en el siglo XX, en un hilo que publicó en Twitter. “Hace unos años, el sobrino de Ted encontró una valija cuando limpiaba su loft. Me llamó y me preguntó si quería verlo. Lo que encontré fue simplemente increíble. Esta es la historia”.

Una foto del joven Ted Ambrose hallada en la valija del soldado
Una foto del joven Ted Ambrose hallada en la valija del soldado

Según contó Hill, la valija perteneció a Ted Ambrose, un joven de 18 años que, a mediados de 1915, se unió al ejército. Ambrose era oriundo de Hertfordshire, un tranquilo pueblo del sudeste de Inglaterra y, por entonces, consideró que empezar una carrera militar era su forma de ayudar en el conflicto bélico que enfrentó a las llamadas “Potencias de la entente” con las “Potencias centrales”.

“Pasó 9 meses entrenando antes de que llegara la noticia de que se dirigía al Frente Occidental”, continuó Hill. “Justo antes de irse, su papá, un hombre de pocas palabras, le escribió una carta“.

Una carta escrita por el padre del soldado antes de irse a la guerra
Una carta escrita por el padre del soldado antes de irse a la guerra

A partir de lo que pudo reconstruir, el historiador llegó a la conclusión de que Ted tuvo mala suerte. Cayó en el momento justo en que los británicos se preparaban para lanzar una ofensiva en un lugar poco conocido. Se trataba de la Batalla del Somme, en Francia: uno de los enfrentamientos más largos y sangrientos de la Primera Guerra Mundial, que tuvo como consecuencia más de un millón de muertos y heridos.Realeza: ocho escándalos históricos que sacudieron a las coronas europeas

“En su primera vez en las trincheras, una granada explotó cerca y le perforó los tímpanos”, contó sobre las primeras experiencias de Ambrose en el campo de batalla. En el hospital, el joven le escribió una carta a Gladys, la mujer con la que estaba en pareja antes de irse a la guerra. “Justo antes de que Ted pudiera regresar a pelear, contrajo sarampión alemán“, relató Hill, que además manifestó que la noticia no fue una preocupación para Gladys, ya que el sarampión podía mantenerlo lejos del campo de batalla. “Me imagino a Ted sonriendo cuando leyó su carta, ella debe haber pensado que se contagió ‘abrazando a una chica alemana’“, añadió.

Una foto de Gladys, la pareja del joven británico de 18 años que
Una foto de Gladys, la pareja del joven británico de 18 años que

Pero el aislamiento para Ambrose no duró mucho. “El 1 de julio, Ted estaba de vuelta en la Batalla del Somme”, señaló Hill. Allí vio morir a miles de sus compañeros. El 7 de julio de ese año, con un golpe en la cabeza, otro en el brazo y otro en la pierna, Ambrose se convirtió en un caído más.

La valija contenía fotos, cartas, y otros elementos de uso cotidiano de Ted Ambrose
La valija contenía fotos, cartas, y otros elementos de uso cotidiano de Ted Ambrose

“Lo que vi me dejó sin aliento“, le dijo el historiador a BBC sobre el contenido de la valija que fue develando en distintas fotos. “Fue toda la vida de Ted. Una cápsula del tiemposellada desde 1916“. Entre las pertenencias se encontraban “su pipa con tabaco quemado en el interior desde la última vez que la fumó, una caja que aún contenía sus cigarrillos sin fumar, un broche de novia de Gladys, una foto de su madre, las medallas que nunca usó y, por supuesto, esa carta de su papá”, detalló.

La pipa de Ted Ambrose fue otro de los objetos hallados en su valija
La pipa de Ted Ambrose fue otro de los objetos hallados en su valija

Asimismo, en la valija aparecieron elementos para escribir, un pañuelo, documentación, accesorios de su uniforme y un libro con expresiones cotidianas para comunicarse en francés.