¿El Roundup es cancerígeno? ¿Monsanto ha ocultado deliberadamente la peligrosidad de su herbicida de glifosato? Estas son las preguntas que un tribunal estadounidense examina desde el pasado lunes 9 de julio en el juicio por un individuo con cáncer terminal.
Aunque hay cientos e incluso miles de procesos en marcha en Estados Unidos contra el gigante agroquímico, la demanda de Dewayne Johnson, un estadounidense de 46 años que fumigó con Roundup durante más de dos años, es la primera relacionada con este producto y sus posibles efectos cancerígenos que desemboca en un juicio.
El proceso se inició oficialmente a mediados de junio con la designación de un juez, pero los debates comenzaron esta semana San Francisco, California, después de una serie de audiencias técnicas. Está previsto que dure al menos tres semanas, hasta el 9 de agosto.
Vendido desde hace más de 40 años, el Roundup es uno de los herbicidas más utilizados en el mundo, contiene glifosato, una sustancia muy controvertida que es objeto de estudios científicos contradictorios sobre su carácter cancerígeno.
Monsanto, que podrían verse obligado a pagar millones de dólares en daños, siempre ha negado cualquier conexión entre el cáncer y el glifosato.
El demandante, Dewayne Johnson, “pelea por su vida” después de que le diagnosticaron un linfoma no Hodgkin incurable hace dos años, dice uno de sus abogados, David Dickens, del bufete de abogados Miller, especializado en la defensa de personas víctimas de productos defectuosos.
“No es culpa de la suerte”, no se debe a un problema “genético”, “es por su exposición continua al Roundup y a Ranger Pro” (un producto similar de Monsanto), que él roció entre 2012 y 2014 en los terrenos escolares de la ciudad de Benicia, en California, asegura Dickens.
“Y eso podría haberse evitado”, afirma el abogado, acusando a Monsanto, que acaba de ser adquirida por la alemana Bayer, de ocultar deliberadamente al público la peligrosidad de sus productos.
Información contradictoria
Los abogados aún no han establecido la cantidad que pretenden reclamar, pero hablan de un “juicio multimillonario”.
Sin embargo, no será fácil para Dewayne Johnson, cuyos abogados deberán demostrar un vínculo entre su enfermedad, que le causa graves lesiones cutáneas, y la fumigación del glifosato.
“No causó su cáncer”, afirma Sandra Edwards, de despacho de abogados Farrella, Braun y Martel, una de las abogadas de Monsanto.
Durante el juicio, “verán mucha información y ciencia”, asegura, señalando que ha habido “estudios que han seguido por años y años a personas que han utilizado estos productos” sin concluir que les provocaron cáncer.
“Legalmente, es extremadamente difícil responsabilizar a una compañía por casos específicos de cáncer u otras enfermedades relacionadas con pesticidas”, dice Linda Wells, de la ONG de combate a los pesticidas Pesticide Action Network North America.
Pero “si el señor Johnson gana este caso, será un gran golpe para toda la industria de pesticidas”, agrega Wells.
El caso es tanto más complejo porque hay muchos estudios y decisiones contradictorias sobre el glifosato.
Contrariamente a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), California ha puesto al glifosato en la lista de cancerígenos. Y en ese estado, todo fabricante que tenga conocimiento del carácter cancerígeno constatado o presunto de un producto debe obligatoriamente hacerlo figurar en el envase.
Foto: AFP
El glifosato también está clasificado como “probablemente cancerígeno” desde 2015 por el Centro Internacional de Investigación del Cáncer, un organismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS); en cuando a Europa, en noviembre pasado, la Unión Europea decidió renovar la licencia del herbicida por cinco años.
Empresa polémica
Creado en 1901 en Saint-Louis, Missouri, Estados Unidos, Monsanto, produjo en primer lugar la sacarina, un famoso y poderoso edulcorante y, a partir de los años 1940 se lanzó a la agroquímica.
La empresa estuvo asociada, junto con otras compañías del sector, a la fabricación del desfoliante conocido como “Agente Naranja”, utilizado masivamente por el ejército estadounidense durante la guerra de Vietnam.
En 1976 Monsanto lanzó su herbicida Roundup y luego puso a punto la primera célula de una planta modificada genéticamente, antes de especializarse en estos productos transgénicos (OGM).
Las primeras semillas genéticamente modificadas, concebidas para resistir al Roundup, comenzaron a ser fabricadas en la década de 1990.
El Roundup contiene glifosato, una sustancia que ha sido objeto de estudios científicos sobre su carácter cancerígeno sin que hasta el momento haya un resultado concluyente.
El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo bajo distintas marcas, desde que la patente de Monsanto pasó al dominio público, en el año 2000.
En 2012, Monsanto concluyó un acuerdo con las autoridades de la localidad de Nitro, en Virginia Occidental, Estados Unidos, para indemnizarla con 93 millones de dólares por graves perjuicios a la salud de sus habitantes. En Nitro había funcionado, en los años 50 y 60, una planta que elaboraba el ingrediente principal del Agente Naranja.
En septiembre de 2015 un tribunal de apelaciones francés condenó a la multinacional estadounidense a indemnizar a un agricultor intoxicado en 2004 por los efluvios emanados de otro de sus productos, el Lasso, que luego fue prohibido en varios países.
Monsanto emplea actualmente a unas 20 mil personas en todo el mundo y tiene un volumen de negocios anual de unos 15 mil millones de dólares.
Este año, Monsanto fue comprada por el grupo farmacéutico y agroquímico alemán Bayer en más de 60 mil millones de dólares; a inicios de junio, Bayer anunció su intención de suprimir el nombre de Monsanto, símbolo para sus detractores de los males de la industria agroquímica.