Las concentraciones en las calles de las principales ciudades chilenas se han vuelto más multitudinarias, pese al paquete de medidas sociales que anunció el presidente, Sebastián Piñera, la noche del martes. Cientos de personas colapsaron este miércoles tres kilómetros de la principal avenida de Santiago, la Alameda, en la jornada de protestas más masivas desde que comenzaran las movilizaciones el pasado jueves. Según han informado las autoridades, hubo 68 concentraciones en todo el país, que reunieron a unas 424.000 personas. Aunque se registraron algunos hechos violentos —como el saqueo a un céntrico hotel de la capital—, las movilizaciones son más pacíficas que en otras jornadas. El Gobierno, que lucha por restablecer el orden público, observa cómo van apareciendo señales de cierta normalidad. Este jueves, en el sexto día de estado de emergencia en la capital, que sigue bajo control militar, cerca de un 90% de los autobuses salieron a las calles y los supermercados comenzaron a abrir.

“Estamos trabajando en un plan de normalización de la vida de nuestro país, de nuestros compatriotas”, indicó Piñera este jueves. “Queremos terminar con los toques de queda y ojalá levantar los estados de emergencia”, señaló el presidente, para tratar de calmar esta crisis que ha revelado el sentimiento de frustración de una ciudadanía que se siente al margen de la senda de desarrollo del país.

El Ministerio del Interior informó este jueves que durante la jornada del día anterior no se produjeron nuevas muertes relacionadas con las protestas, algo inédito desde que comenzó esta crisis que ha dejado ya 18 fallecidos. Pero aunque los detenidos han disminuido, siguen siendo cientos: solo el miércoles, las fuerzas policiales y militares arrestaron a 735 personas en diferentes ciudades del país. Los civiles heridos ascendieron a 101 y entre las fuerzas de seguridad se contabilizaron 58. Los hechos graves de violencia, según el Gobierno, también disminuyeron: de 169 a 126 en las últimas horas.