Una investigación presentada por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en Seattle (EE.UU.) reveló que la edad genética de personas que tienen alrededor de los 60 años puede ser muy distinta. Incluso, puede tener décadas de diferencia.
“Algunas personas que tienen 57 o más parecen tener unos 20 años, mientras que otras lucen de más de 100″, expresó Eileen Crimmins, profesora de Gerontología de la Universidad del Sur de California.
El estudio consistió en comparar la edad biológica estimada de 4.000 personas con los años que realmente tenían. Para ello analizaron muestras de sangre y la compararon con sus ‘relojes epigenéticos’ para medir los ajustes de ADN. Así determinaron, por ejemplo, que una persona de 59 años gozaba de una edad genética de 23, mientras que la de otra de 66 crecía hasta los 114 años.
“Creemos que las experiencias sociales adversas pueden cambiar el perfil epigenético de maneras que posteriormente pueden influir en la salud de manera negativa. Algunas personas lucían 36 años más jóvenes, mientras que otras parecían 48 años mayores”, detalló Crimmins.
Además, el estudio reveló que las mujeres tienen una edad biológica de hasta dos años menor que la de los hombres, aunque los problemas de peso la hacer que la edad se incremente en 18 meses.
Durante la investigación, los especialistas analizaron el posible impacto de diversos patrones, como la obesidad —que es la mayor impulsora del envejecimiento interno—, los inconvenientes de salud en la infancia y problemas psicológicos. Otros factores que influyen son la presión arterial o si la persona fuma.
En ese sentido, la especialista explicó que la edad epigenética se puede modificar con los cambios de comportamiento. “Si la obesidad aumenta la edad epigenética, perder peso la puede hacer bajar”, concluyó.