Laurent Wauquiez, líder del partido Los Republicanos (LR) de derecha conservadora, propuso ayer que Francia adopte la castración química obligatoria para los delincuentes sexuales.

“Actualmente, la castración química se practica únicamente a pedido de los propios violadores. ¡Es absurdo!”, proclamó al anunciar que presentará un proyecto de ley para defender esa medida. “Es preciso que el juez pueda imponérsela a un violador, con un acompañamiento médico y psiquiátrico. Y, si el violador se niega, entonces deberá permanecer en prisión”, agregó en declaraciones al diario 20 Minutos.

Con esa sorprendente propuesta, Laurent Wauquiez trata de capitalizar la emoción creada en Francia por la violación y asesinato de Angélique, una niña de 13 años, cometidos la semana pasada por un reincidente: el hombre de 45 años y padre de dos niños, purgó una condena de seis años entre 1994 y 2000 por “violación con arma contra una menor de 15 años”, y dos “agresiones sexuales contra mujeres de unos 40 años”.

Ese episodio aumentó la tensión que existía en el país por el secuestro y asesinato de la niña Maëlys, de 15 años.

Wauquiez, que en diciembre último fue elegido como nuevo líder del LR para suceder al ex presidente Nicolas Sarkozy, se esfuerza desde entonces en dinamizar su partido, que surgió profundamente dividido y desorientado de la elección presidencial de mayo de 2017, que consagró la victoria de Emmanuel Macron.

En 2007, precisamente Sarkozy había propuesto una panoplia de medidas mucho más enérgicas que, además de la castración química para los violadores, preveía la creación de un hospital especial para pedófilos y el fin de la reducción de penas para los delincuentes sexuales.

En este caso, sin embargo, como en el precedente de Sarkozy en 2008, la iniciativa parece orientada a seducir al electorado del Frente Nacional (FN) de extrema derecha, particularmente sensible a un refuerzo de la lucha contra todo tipo de violencia. Wauquiez está convencido de que un endurecimiento de sus posiciones le permitirá capitalizar la decepción que provocó la líder frentista Marine Le Pen en la última elección presidencial.