Mientras tanto, el Ejército de EEUU está revolucionando sus armas dirigiéndose por un camino que puede llevar a los humanos fuera del campo de batalla por completo, Una robot

En los próximos años, el Pentágono planea gastar casi 1.000 millones para una gama de robots diseñados para complementar las tropas de combate. Estas nuevas máquinas detectarán productos químicos peligrosos u otros agentes, realizarán reconocimientos complejos e incluso llevarán el equipo de los soldados.

“No tengo dudas de que habrá robots en todas las formaciones del Ejército dentro de cinco años”, dijo Bryan McVeigh, gerente del proyecto para la protección de las fuerzas del Ejército.

Destaca un récord de 800 robots mandados al campo de batalla en los últimos 18 meses. “Vamos a pasar de hablar de robots a construirlos y ponerlos en el campo de combate. Es un momento emocionante para trabajar con robots para el Ejército”, afirmó.

El Pentágono ha dividido sus plataformas de robots en tres categorías: ligera, media y pesada. En abril, otorgó un contrato de 429,1 millones de dólares a dos compañías de Massachusetts, Endeavor Robotics y QinetiQ North America, para fabricar robots pequeños. Más tarde, Endeavour también consiguió dos contratos por valor de 34 millones de dólares de la Marina de EEUU para robots pequeños y medianos.

Cazas F-35
© REUTERS / AUSTRALIAN DEFENCE FORCE

En octubre del año pasado, el Ejército le otorgó a Endeavour un contrato de 158,5 millones de dólares para un grupo de más de 1.200 robots medianos, llamado Sistema robótico transportable por el hombre. El robot, diseñado para detectar explosivos y amenazas químicas, biológicas, radiactivas y nucleares, está programado para entrar en servicio a fines del verano de 2019.

“Es un reconocimiento de que los robots de tierra pueden hacer mucho más, y hay muchas capacidades que pueden y deben ser explotadas”, dijo Sean Bielat, director ejecutivo de Endeavour. Específicamente, apunta a las tareas de infantería “aburrida, sucia y peligrosa” como las más adecuadas para la robótica.

A pesar de sus muchas capacidades, ninguno de los robots de infantería de EEUU, actual o planeado, está armado.

“Simplemente atar un arma convencional a un robot no necesariamente da muchas oportunidades a las tropas”, dijo Bielat. De acuerdo al empresario, se prevé el uso manual del robot, definitivamente no el autónomo.

¿Y en el futuro?

Sin embargo, “parece inevitable que la tecnología nos lleve a un punto en el que los países se enfrenten a la cuestión de delegar la toma de decisiones letales a las máquinas”, dijo Paul Scharre, director del programa de tecnología y seguridad nacional del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense.

El año pasado, 116 fundadores de empresas e iniciativas de robótica e inteligencia artificial, incluido Elon Musk, el multimillonario fundador de Tesla Inc. y SpaceX, enviaron una carta a las Naciones Unidas instando a la prohibición de armas letales autónomas.

“Una vez desarrollados, permitirán que el conflicto armado se dispute a una escala mayor que nunca, y más rápido de lo que los humanos pueden comprender”, decía la carta, advirtiendo que se abriría una ‘caja de Pandora’ con tales sistemas.

Hasta la fecha, 26 países se han sumado a la solicitud para prohibir las armas completamente autónomas, incluidas 14 naciones en América Latina.