Los inventores de la cápsula de la muerte Sarco, impresa en 3D, planean someterla por primera vez a pruebas públicas el próximo sábado. El fruto de la cooperación del conocido promotor de la eutanasia australiano Philip Nitschke y el ingeniero Alexander Bannick estará expuesto en la Feria Funeraria de Ámsterdam, en los Países Bajos.
A juzgar por los planes de la organización que recoge Daily Mail, nadie va a ser sacrificado durante estas pruebas, pero los visitantes podrán apreciar cómo es colocarse dentro de la máquina y vislumbrar qué verían en sus últimos instantes los usuarios reales. Quienes deseen vivir esta experiencia deberán ponerse un casco de realidad virtual.
La Sarco es una máquina que mata a la persona colocada en su interior mediante hipoxia. La muerte llega a medida que se esfuma de la cápsula el oxígeno y se sustituye por nitrógeno. Las primeras imágenes del invento aparecieron a finales del 2017.
Los planes de presentar al público el invento fueron recibidos en Ámsterdam con críticas. Algunos calificaron la máquina de “espantosa” y acusaron a sus autores de hacer parecer atractivo el suicidio.
Botón de la “euforia”
La persona que quiera acudir a la eutanasia, según Nitschke, deberá pasar previamente un test en línea para demostrar que se encuentra en su sano juicio y busca la muerte por su propia voluntad. A continuación recibirá un código de cuatro caracteres válido durante 24 horas. Al teclear este código, se desbloqueará un botón especial que activará el procedimiento.
Un portavoz de la feria dijo que los visitantes podrán vivir esta experiencia con las gafas de realidad virtual “para ver si ese podría ser el fin de vida preferible para ellos”. Las gafas permiten elegir entre un paisaje alpino y la vista al mar para contextualizar el último momento.
El propio inventor sostuvo hace varios días en un blog redactado para Huffington Post que el invento convierte a la muerte en una experiencia eufórica. “¿Y si nos atreviéramos a imaginar que nuestro último día en este planeta podría ser también uno de los más emocionantes?”, se preguntó.
Una vez apretado el botón (algo que no se podrá apreciar en Ámsterdam), la cámara se llena con nitrógeno, dejando sin conciencia al ocupante en un minuto y matándolo unos cinco minutos después. Al mismo tiempo, el hermoso cuadro de realidad virtual se oscurecerá paulatinamente y se volverá negro.