• Sus simpatizantes impidieron durante unas horas su salida de la sede sindical

  • Deberá cumplir 12 años por corrupción y lavado de dinero

  • El expresidente brasileño estará en una celda de 15 metros

  • Al menos nueve heridos por los disturbios durante su ingreso

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva pasa su primera noche en la prisión de Curitiba horas después de entregarse a la Policía Federal de Sao Bernardo do Campo, un municipio del estado de São Paulo.

Tras dos días atrincherado en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, Lula ha “aceptado” cumplir la orden de prisión dictada por el juez Sergio Moro que le sentencia a 12 años de cárcel por corrupción y lavado de dinero.

Horas antes pronunciaba ante cientos de seguidores un emotivo discurso.

“Cometí un delito”, que fue “llevar los pobres a la universidad, permitir que compren coches, que tengan comida” y “si es así, seré un criminal el resto de mi vida”, señaló Lula.

Con ese discurso, puso fin a la resistencia que inició el pasado jueves, cuando después de que la Justicia dictara un auto de prisión contra él, se enclaustró junto a dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) y de movimientos sociales en el Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo.

nullLula da Silva saliendo del sindicato metalúrgico de Sao Bernado do Campo.

El juez Sergio Moro, que le halló culpable de corrupción en un caso asociado al escándalo en Petrobras, le había dado plazo hasta las 20.00 GMT del viernes para entregarse, pero Lula lo ignoró.

Hubo complejas negociaciones para su entrega con la Policía, que se vio inhibida de intentar cumplir el mandato del juez en un lugar que estaba rodeado por miles de incondicionales de Lula, pues temía que hubiera enfrentamientos.

La última excusa para postergar su encarcelamiento fue una misa que se celebraría este sábado en el sindicato en memoria de su fallecida esposa, que habría cumplido 68 años.

Una celda de 15 metros cuadrados en Curitiba 

La entrega de Lula, sin embargo, se ha demorado varias horas después de su discurso e incluso casi fue impedida por decenas de militantes que bloquearon los portones y no dejaron salir su automóvil.

 Simpatizantes del expresidente brasileño bloqueando su salida para entregarse.

Tras unas tensas negociaciones, Lula ha salido caminando en medio un enorme tumulto, subió a un automóvil y ha partido, seguido de inmediato por un convoy de la Policía Federal.

Horas después el expresidente ha sido trasladado a Curitiba en avioneta.

En la cárcel -sede de la Policía Federal de dicha ciudad –  tendrá una celda de 15 metros cuadrados especialmente preparada para él.

En el Supremo reside la última esperanza de que Lula recupere la libertad, que es la revisión de una jurisprudencia que rige desde 2016 y permite la prisión de un condenado una vez que la sentencia se ratifica en segunda instancia, como es su caso.

En el Supremo, a espera de debate, hay varios recursos que piden volver al régimen anterior, que establecía el encarcelamiento una vez agotadas todas las apelaciones, incluso en una tercera y una cuarta instancia.

 

 Enfrentamientos entre partidarios de Lula y la Policía Federal ante la prisión de Curitiba tras su ingreso.

Los agentes federales que se encontraban en el interior de la sede policial han reaccionado entonces lanzando gases lacrimógenos que han obligado a los partidarios del líder del Partido de los Trabajadores (PT) a dispersarse calle abajo.

Las fuerzas de seguridad también han hecho uso de balas de goma contra la masa de manifestantes que apoyaban a Lula.

Ninguno de los heridos se encuentra en estado grave, si bien algunos de ellos han sido trasladados a hospitales de la zona, de acuerdo con el organismo.

A pocos metros, decenas de detractores del carismático líder también estaban concentrados y han sido obligados, de una forma pacífica, a abandonar el lugar, al igual que los periodistas.