Tras un polémico referendo en Venezuela sobre la anexión del Esequibo guyanés, crece la tensión en el norte de Sudamérica.
En una consulta popular impulsada por el gobierno de Nicolás Maduro, más de un 90 por ciento de los votantes aprobó el domingo pasado (03.12.2023) la creación de una provincia venezolana en el disputado Esequibo, un territorio de 160.000 kilómetros cuadrados, en Guyana.
Guyana, “en alerta máxima”
“La Fuerza de Defensa de Guyana está en alerta máxima y se ha puesto en contacto con sus homólogos militares, incluido el Comando Sur de Estados Unidos”, enfatizó el presidente Irfaan Ali, en respuesta al plan de acción que Caracas lanzó este martes, anunciando la entrega de licencias, por parte de la petrolera venezolana PDVSA, para la explotación de petróleo, gas y minerales en el Esequibo.
El mismo día, el Gobierno brasileño informó que enviará más tropas y vehículos blindados al norte del país, a la zona limítrofe con Venezuela y Guyana.
Posibilidad de un conflicto armado
“Muchos países de la región miran con preocupación la posibilidad de un conflicto armado interestatal”, señala el analista internacional Andrei Serbin, en declaraciones a DW.
Las tensiones inquietan sobre todo a Brasil, agrega, cuyo liderazgo político actual “apuesta por aspectos de la agenda regional de integración y se basa, en parte, en la premisa de ser una zona de paz”.
Asimismo, debido a la “insuficiente presencia militar brasileña en la zona, el conflicto genera tensiones internas y conlleva el riesgo de que Venezuela use territorio brasileño en caso de un conflicto armado”, destaca Serbin, presidente de la organización CRIES, que acaba de lanzar un proyecto de monitoreo del Esequibo.
Por su parte, el analista político Mariano de Alba, del International Crisis Group, destaca que la mayoría de los países latinoamericanos han preferido permanecer en silencio. Aquellos que se han pronunciado, prosigue, expresan gran preocupación e invitan a ambos países a rebajar las tensiones y a tratar de resolver sus diferencias de forma pacífica.
A la espera del fallo de la CIJ
Si bien los gobiernos regionales ven poco probable que, en el corto y mediano plazo, las tensiones escalen al nivel de un conflicto armado, De Alba cree que, a medida que aumenten las tensiones, incrementarán los llamados para que organizaciones regionales discutan la situación y se pronuncien, algo que todavía no ha sucedido.
En entrevista con DW, el analista recuerda que la disputa territorial está pendiente de resolución ante la Corte Internacional de Justicia: “Es probable que los países de la región pidan a ambos países que esperen y cumplan la decisión final de la Corte. Pero para que se produzca esa decisión final todavía faltan años”.P
¿Cuán probable es una guerra?
En opinión del analista político, “un conflicto armado no es un escenario descartable, pero sí improbable, especialmente en el corto plazo”.
Mientras Brasil está enviando un número reducido de tropas a la frontera, Venezuela y Guyana han realizado movimientos militares limitados: “Esto es una señal de que, por ahora, no hay grandes expectativas de conflicto. El riesgo en este tipo de situaciones es que se produzca un malentendido y, por ende, escale el conflicto”, indica De Alba.
El analista internacional Andrei Serbin concuerda en que la ampliación de las tropas brasileñas que patrullan la frontera con Venezuela y Guyana, y el despliegue de 16 vehículos blindados, que tardarán 20 días en llegar a su destino, “son insuficientes, considerando las capacidades militares venezolanas”.
“Brasil tiene enormes dificultades logísticas para desplegar medios de combate en la zona”, agrega.
Intereses detrás de la disputa territorial
Por otro lado, Mariano de Alba hace hincapié en que tanto el gobierno de Venezuela como el de Guyana tienen interés en que la disputa se mantenga en la discusión pública.
“Para el gobierno de Nicolás Maduro, es un recurso para avivar el nacionalismo y reforzar el apoyo de las Fuerzas Armadas, de cara a las elecciones presidenciales de 2024. También utiliza la disputa para dividir a la oposición y, posiblemente, obstaculizar sus perspectivas electorales”.
A Guyana, las tensiones le sirven para tratar de reforzar el apoyo diplomático y militar de países como Estados Unidos y Reino Unido, explica el experto del International Crisis Group. Además, prosigue, Guyana celebra elecciones generales en 2025, y “el gobierno debe estar calculando que un buen manejo de la situación puede aumentar sus perspectivas electorales”.