En un video colgado en Internet, “Valquiria” se presenta con gorra de camuflaje, un kalashnikov en la mano y voz optimista. Supuestamente, las imágenes de esta joven soldada se grabaron en la “zona de operaciones militares especiales”, como se denomina en Rusia a la zona de guerra en Ucrania.
En realidad, “Valquiria” es Natalia, una joven procedente de la región de los Urales. Como todos los que pelean en la “zona de operación militar especial”, tiene nombre de combate. A su lado está sentada “Demon”, el alias de Julia, de Donetsk.
“‘Demonio’ es su estado de ánimo”, bromea “Valkiria” sobre su camarada. “Pelea con furia sin importar que sea mujer”, afirma la soldada de los Urales. “Demon” asiente. Lleva un chaleco antibalas.
Mucho dinero y buenas prestaciones sociales
El video en el que salen las dos mujeres apareció hace unas semanas y, desde entonces, ha recibido miles de clics. En la entrevista, que va acompañada de imágenes de un ejercicio de tiro, las jóvenes soldadas destacan, entre otras cosas, lo importante que es para ellas servir con un arma. Se dice que ambas pertenecen al batallón “Bors”, que, según los medios rusos, es una unidad de combate de voluntarios dependiente del Ministerio de Defensa ruso.
Actualmente, “Bors” está reclutando personal en una gran plataforma de contacto rusa. Se buscan sobre todo pilotos de drones y francotiradores, pero también médicos y conductores. Se dice que el contrato ofrecido a los interesados tiene una duración de seis meses e incluye también prestaciones sociales. El salario mensual asciende a 220.000 rublos, el equivalente a algo menos de 2.300 euros, mucho dinero para los estándares rusos. El anuncio de reclutamiento está redactado de forma neutra desde el punto de vista del género.
Al mismo tiempo, otra cuenta llamada “Amiga del combate” se dirige explícitamente a mujeres, a las que ofrecen contratos con exactamente las mismas condiciones que “Bors”. Entre las profesiones buscadas, están la de francotiradora y piloto de drones. ¿Coincidencia? En su video, la soldada “Demon” (Julia) relata que actualmente se está formando como francotiradora y que también está aprendiendo a manejar un dron. Por su parte, “Valquiria” (Natalia) dice ser entrenadora de paramédicos.
Un “encantador ejército”
Julia y Natalia no son casos aislados. En marzo de 2023, el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, anunció con orgullo, con motivo del Día Internacional de la Mujer, que unas 44.500 mujeres servían en el Ejército. Indicó que 1.100 de ellas participaban directamente en “operaciones militares especiales” en Ucrania y una de cada tres había sido condecorada por el Estado.
Otras 1.300 estudian en escuelas militares. Shoigu las describió como un “encantador ejército”. El año pasado, 128 mujeres de este “encantador ejército” fueron condecoradas por sus logros especiales, 24 de ellas por su participación en operaciones de combate en el frente. Según la agencia de noticias rusa Ria Novosti, las mujeres están activas en todas las ramas de las fuerzas armadas rusas, desempeñando un total de 150 profesiones.
De la cárcel directamente a la guerra
Sin embargo, Shoigu no menciona que “cada vez se reclutan más prisioneras de cárceles rusas”, según asegura a DW Olga Romanova, activista de derechos humanos radicada en Berlín. Su oenegé “Rusia entre rejas” trata de ayudar a los presos, entre otras cosas proporcionándoles asistencia jurídica.
“Rusia entre rejas” dice que las primeras 50 prisioneras fueron reclutadas hace exactamente un año en una cárcel de la ciudad ucraniana de Lugansk, anexionada por Rusia. Según Romanova, posteriormente más presas de Rusia fueron reclutadas para el frente y ahora son miles.
“Víctimas de la propaganda”
A diferencia de Shoigu, Romanova no califica a las mujeres de “encantador ejército”, sino de “víctimas de la propaganda”. Por un lado, las mueven razones morales, por otro, se sienten atraídas por el dinero. Además, a su regreso de la guerra se les perdonan las penas.
Según Romanova, muchos prisioneros varones también fueron reclutados de esta forma para el frente. Pero, a diferencia de los hombres, que tienden a pensar de forma más pragmática, muchas mujeres están firmemente convencidas de que luchando ayudan a su país de origen en un momento difícil: “Para ellas, es una oportunidad de empezar de nuevo sus vidas y volver un día con sus familias como mejores personas y heroínas con dinero”.
Romanova no tiene contacto personal con las mujeres que van al frente de manera voluntaria y no desde las cárceles, pero supone que la mayoría de ellas han seguido los pasos de sus maridos o proceden “de los órganos del poder estatal”, sobre todo de la Policía.
Igualdad en el sentido más negativo
Cuando se le pregunta qué dice el aumento del reclutamiento de mujeres sobre el estado de las fuerzas armadas rusas, Romanova afirma con amarga ironía: “Si no conociera las condiciones en las cárceles rusas o en el frente, hablaría de igualdad entre hombres y mujeres. Pero, por supuesto, estas mujeres son utilizadas como carne de cañón. En ese sentido, sí son iguales a los hombres”.
Romanova espera que muchas mujeres acaben decidiéndose en contra de la guerra y del “amor por la patria mal entendido”. (ms/ers)