Haití ha estado atrapado en una crisis política y humanitaria permanente durante años. Policías vestidos de civil atacaron el jueves 26 de enero de 2023 la casa del primer ministro interino, Ariel Henry, cuando regresaba de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Más tarde, los manifestantes, la mayoría de los cuales también habrían sido policías, irrumpieron en el aeropuerto de la capital, Puerto Príncipe, para recibir allí al primer ministro.
Según el sindicato de policías haitianos, presuntos pandilleros han matado a 15 policías solo en las últimas dos semanas. Los enojados funcionarios acusan al jefe de gobierno de no ayudarlos; algunos incluso especulan que está aliado con las pandillas. Según la organización haitiana de derechos humanos RNDDH, 78 agentes de seguridad han sido asesinados desde que Henry asumió el cargo.
Situación política desoladora
Ariel Henry fue designado primer ministro por el entonces presidente Jovenel Moise a mediados de 2021. Sin embargo, solo dos días después, antes de que Henry prestara juramento, Moise fue asesinado. No existe un Parlamento que pueda confirmar constitucionalmente a Henry en el cargo porque los haitianos no han elegido uno desde 2015.
Las elecciones generales y presidenciales de noviembre de 2021 no se llevaron a cabo porque Henry disolvió el comité electoral por acusaciones de parcialidad. Desde entonces todo ha quedado en meros anuncios electorales. Es por eso que muchos haitianos consideran a Henry como un gobernante ilegítimo. Muchos sospechan de conspiraciones extranjeras detrás de su toma del poder, así como detrás del asesinato del presidente Moise.
Incluso antes de que el mandatario fuera asesinado, la situación política en Haití se consideraba desoladora. Hace años, el gobierno perdió efectivamente el control de zonas del país frente a los delincuentes. En la capital, las pandillas controlan más de la mitad de los distritos. En vista de la catastrófica situación de seguridad, los observadores también creen que las elecciones democráticas son actualmente poco factibles.
Decenas de policías habrían sido asesinados por pandilleros.
¿Intervendrán tropas extranjeras en Haití?
En octubre de 2022, el primer ministro Henry pidió a las Naciones Unidas (ONU) y a los países amigos que enviaran tropas para luchar contra las pandillas y hacer frente a la situación. Justo a principios de esta semana, el secretario general de la ONU, António Guterres, enfatizó la urgencia de enviar fuerzas armadas al país caribeño para proteger a la población y asegurar vías para la ayuda humanitaria. Pero parece que nadie quiere asumir el riesgo: “Los riesgos son altos, las posibilidades de éxito son dudosas”, dice Judith Vorrath, de la Fundación Alemana de Ciencia y Política.
Incluso si fuera posible hacer retroceder a las pandillas y asegurar infraestructura crítica como el puerto e importantes vías de acceso, esa no sería una solución permanente: “Nadie sabe cómo se podría salir otra vez del país si no hay avances en el proceso político”, agrega Wareh.
Resistencia interna a invasión externa
Además, las tropas extranjeras probablemente tendrían que lidiar con una resistencia considerable, no solo de las pandillas, señala International Crisis Group. La oposición política y gran parte de la población haitiana rechaza cualquier intervención. Las experiencias con las operaciones de la ONU son muy malas.
Los cascos azules de la MINUSTAH (2004 a 2017) actuaron brutalmente contra miembros de la oposición, violaron a lugareños y participaron en la explotación sexual de menores. Después del devastador terremoto de 2010, propagaron el cólera; más de medio millón de personas enfermaron, hasta 10.000 sucumbieron a la epidemia.
La misión política de la ONU BINUH, que está en el país desde 2019, también sufre de esta desconfianza. “Muchas personas, incluso en otros países donde opera la ONU, no diferencian necesariamente entre misiones de mantenimiento de la paz, otras presencias de la ONU y otras misiones cubiertas por el Consejo de Seguridad de la ONU”, explica la politóloga Vorrath.
El hecho de que las pandillas sean cada vez más populares también se debe a la pobreza del país. Haití es el país más pobre del hemisferio occidental. La organización de ayuda International Rescue Committee clasifica la crisis humanitaria allí entre las diez peores del mundo.
(ct/dz)