Hay apellidos que parecen resumir la historia reciente de un país, sumando una desgracia tras otra en solo cuatro letras. Se trata de Lobo, el apellido del expresidente de Honduras, Porfirio Lobo, quien gobernó el país entre 2010 y 2014 y cuyo hijo fue asesinado por un comando armando la noche del miércoles en Tegucigalpa cuando salía de una discoteca. Con su asesinato, Porfirio Lobo, de 75 años, suma dos hijos muertos, otro condenado en Estados Unidos por narcotráfico y su esposa encarcelada por apropiación indebida tras un juicio que deberá repetirse.
Said Lobo Bonilla, de 23 años, el conductor y otros dos amigos que iban con él fueron interceptados por cinco hombres vestidos de policías a unos metros del bulevar Morazán, donde se concentra el mayor número de locales de ocio en Tegucigalpa. Otro hermano, el más pequeño, Luis Fernando Lobo, se libró porque viajaba en otro vehículo. “No sé de donde viene esto. No habíamos recibido amenazas, pero se ve que son gente experta”, dijo Jorge Lobo, otro de los hermanos, tras el atentado.
Entre los fallecidos está también Luis Zelaya, de 23 años, sobrino del exjefe de las Fuerzas Armadas Romeo Vásquez, quien acudió al lugar del crimen y confirmó que los jóvenes fueron bajados de los vehículos, los pusieron contra la pared “y los mataron, con disparos en la cabeza”. Las otras víctimas son el conductor del vehículo, Salomón Velásquez y Enrique Rodríguez.
Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad no deja lugar a la duda que el ataque estuvo bien planeado y en él estuvieron involucrados al menos cinco hombres vestidos con equipamiento especial de la policía y armas largas que lograron ejecutar la masacre en solo 106 segundos. Los jóvenes salían del estacionamiento de la discoteca cuando de una furgoneta aparecieron varios hombres que le cortaron el paso, los bajaron del vehículo, los pusieron junto a una pared y los fusilaron a poca distancia.
Denis Castro, exdirector de Medicina Forense, confirmó al ver las imágenes que se trató de un crimen “bien planificado”. La masacre se realizó pasadas las 2 de la madrugada, hora local, en la salida del estacionamiento del edificio Torre Morazán, una céntrica avenida de la capital conocida por sus bares y discotecas.
El jefe de la policía atribuyó a las pandillas el asesinato, mientras que desde el entorno de la presidenta Xiomara Castro, se insinuó que son atentados enfocados en desestabilizar al país. Actualmente, la violencia criminal en Honduras deja un promedio de entre 10 y 13 muertos diarios, según fuentes policiales y organismos de derechos humanos, pero el caso de la familia Lobo es paradigmático.Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.SUSCRÍBETE
El 20 de mayo de 2015 Fabio Lobo, otro hijo del expresidente, fue detenido en Haití y capturado por la DEA y condenado a 24 años de cárcel, más cinco en libertad condicional por conspirar para importar y distribuir cocaína en Estados Unidos. Según las informaciones de la Fiscalía de Nueva York, Lobo estaba vinculado a Los Cachiros, una de las principales organizaciones narcotraficantes de Honduras que colabora con la DEA.
El cartel de los Los Cachiros estuvo dirigido por Eriberto y Devis Rivera Madariaga, dos hermanos que se entregaron a las autoridades de Estados Unidos en enero de este año. Según se escuchó en una corte de Nueva York, Lobo también tenía una estrecha amistad con Ramón Matta, hijo del legendario narcotraficante Ramón Matta Ballasteros.
La tragedia para la familia del expresidente continuó con la muerte de su hijo Javier Lobo, quien murió en Olancho, donde residía y se dedicaba a las labores del campo junto a sus abuelos. Según los médicos que lo atendieron, Cristian Javier, de 37 años, falleció a causa de una intoxicación alcohólica. El hondureño dejó cinco hijos y a su madre que actualmente reside en Estados Unidos. En 2014, Javier Lobo había sido detenido en cumplimiento de una orden de captura en su contra emitida por los juzgados después de violar las medidas sustitutivas que tenía por la acusación de maltratar a su exnovia, quien interpuso la denuncia en el Ministerio Público.
Al margen de sus hijos, Rosa Elena de Lobo, Rosita, como la llama el exmandatario, fue condenada a 58 años de cárcel por los delitos de fraude y apropiación indebida de fondos públicos. Bonilla Lobo permanece en prisión por el denominado caso ‘Caja chica de la dama’, según el cual la ex primera dama desviaba fondos para uso propio a través de una red de blanqueo de capitales de dinero público destinado a obras. Rosa de Lobo recibió este jueves permiso carcelario para asistir al funeral de su hijo.
Según las primeras investigaciones, la pandilla MS-13 está detrás del asesinato que ha conmocionado Honduras por la rapidez y los nombres de los muertos. “El asesinato es atribuido a miembros de la Mara Salvatrucha. La intención es provocar caos, inestabilidad y terror”, dijo el director de la Policía Nacional, Gustavo Sánchez. La presidenta Xiomara Castro condenó el asesinato que atribuyó a “los escuadrones de la muerte”, y algunas voces de su entorno señalaron que hay intentos de desestabilizar su gobierno con masacres como la del jueves.