El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, negó hoy que en el hospital infantil de Mariúpol, que fue atacado el miércoles, hubiera pacientes y acusó “a los medios occidentales” de estar presentando únicamente “el punto de vista ucraniano”.
“Hay una rusofobia en todo Occidente dirigida desde Estados Unidos”, sostuvo Lavrov, tras reunirse con su homólogo ucraniano, Dmitro Kuleba, y turco, Mevlut Cavusoglu, en Turquía.
En una rueda de prensa tras el corto encuentro diplomático, el máximo responsable de la diplomacia rusa aseguró que el citado hospital sirvió de base para los extremistas ucranianos.
Según el ministro, el gobierno ruso presentó documentos al Consejo de Seguridad de la ONU en una reunión celebrada en marzo que corroboran que este centro hospitalario estaba en manos de un grupo nacionalista extremo llamado Azov y otras organizaciones radicales.
Sus integrantes habían expulsado del hospital a todos los pacientes alojados en él, además de al personal sanitario y de servicio, explicó.
“Era una base del batallón ultrarradical”, subrayó Lavrov sobre los supuestos ocupantes del hospital atacado por los rusos y donde fallecieron, según fuentes ucranianas, al menos tres personas, entre ellas dos menores.
En el ataque también resultaron heridas al menos 17 personas, entre niños y mujeres, además de personal sanitario.
Mariupol, una ciudad al sureste de Ucrania de unos 500.000 mil habitantes, es una de las que más está sufriendo los ataques y el asedio de las tropas rusas desde que empezaron la invasión del país el pasado 24 de febrero.
Unos 1.300 habitantes de esa ciudad han muerto por bombardeos y ataques desde el comienzo de la invasión hace dos semanas, según el vicealcalde de la urbe, Piotr Andriúschenko.