Tras el reciente aumento de la tensión en el estrecho de Taiwán por las repetidas incursiones aéreas chinas, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció que habló sobre este asunto con su homólogo chino, Xi Jinping, y que ambos acordaron respetar el acuerdo existente sobre ese territorio.
Al ser preguntado por la prensa sobre “las provocaciones de China sobre Taiwán”, el líder estadounidense dijo que él y Xi habían abordado el tema.
“He hablado con Xi sobre Taiwán. Estamos de acuerdo en que respetaremos el acuerdo sobre Taiwán, y dejé claro que no creo que deban hacer otra cosa que no sea cumplir con el acuerdo”, dijo en la Casa Blanca.Lee también
Con sus palabras, Biden parecía estar refiriéndose a la política de “una sola China” de Washington, por la que reconoce que hay una sola país que se llama China y su representante es el gobierno de Pekín.
Esa política es la piedra angular de las relaciones chino-estadounidenses, pero difiere del principio de “una sola China” abanderado por Pekín, por el que el Partido Comunista insiste en que Taiwán es una parte inalienable de su territorio y debe alcanzarse la reunificación, por la fuerza si hace falta.
Para Washington, su política de “una sola China” y los tres comunicados conjuntos suscritos con Pekín se complementan con su Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, que tiene como fin “mantener la paz, la seguridad y la estabilidad en el Pacífico Occidental” y le permite mantener una relación no oficial con Taipei que ampara la firma de acuerdos económicos, culturales o de venta de armamento.
Tensión en el estrecho
Desde el pasado viernes, Pekín ha enviado unas 150 aeronaves militares a la zona de defensa aérea taiwanesa
Las declaraciones de Biden llegan en un momento de tensión creciente. Desde el pasado viernes, día en el que Pekín celebró el 72º aniversario de la fundación del país, sus fuerzas armadas han incrementado notablemente la presión sobre el estrecho, con numerosas incursiones aéreas en las que han desplegado casi 150 aeronaves entre cazas, bombarderos y otros aparatos.
Para los analistas, con estas acciones China pretende hacer una demostración de fuerza, poner bajo tensión a los sistemas de defensa taiwaneses y presionar a la presidenta Tsai Ing Wen, a la que acusan de buscar la independencia oficial de la isla, para que modere su discurso en el día nacional de Taiwán, que se celebra el próximo 10 de octubre.Lee también
La caída de Taiwán tendría consecuencias “catastróficas”, advierte su presidenta
Este martes, Tsai aseguró en un artículo publicado por la revista Foreign Affairs que, pese a su deseo por mantener la paz, están comprometidos a defender su democracia contra una China cada vez más agresiva.
En su texto, también advirtió de las consecuencias “catastróficas” que tendría para la región y el sistema de alianzas democráticas que la isla caiga en manos de Pekín.
El miércoles, fue el ministro de Defensa taiwanés, Chiu Kuo Cheng, el que dijo que las tensiones actuales son “las peores” de los últimos 40 años, y advirtió que China podría ser capaz de organizar una invasión de Taiwán a gran escala para el año 2025.Lee también
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Sus palabras llegaron cuando un comité del Parlamento taiwanés está revisando un presupuesto especial de gasto militar de unos 7.500 millones de euros para dotarse de nuevo armamento en los próximos años.
Mientras, el diario South China Morning Post avanzó que este miércoles se reunirán en Suiza el jefe de Asuntos Exteriores del Partido Comunista chino, Yang Jiechi, con el asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan.
La cita serviría para reconstruir los canales de comunicación entre los dos países y poner en marcha los consensos alcanzados durante la última conversación telefónica que mantuvieron Biden y Xi a principios de septiembre.