El 11 de marzo de 2011, la central nuclear de Fukushima Daiichi, una de las más grandes del mundo, fue parcialmente destruida por un tsunami. Es el segundo accidente nuclear más importante de la historia.
Muchos habitantes tuvieron que abandonar la región a toda prisa. Y comenzó una carrera contrarreloj para desmantelar y descontaminar la central.
¿Cuál es la situación hoy? ¿Cómo superaron los japoneses esta terrible experiencia? Pero también, ¿qué lecciones se han aprendido, por parte de los japoneses y también a nivel internacional? Nuestros equipos han estado en Fukushima para reunirse con expertos y habitantes.
¿Qué se ha hecho?
Durante el tsunami, una ola de 15 metros de altura destruyó cuatro de los seis reactores de la central nuclear de Fukushima Daiichi, al norte de Tokio. Desde la catástrofe, el Gobierno y Tepco, el operador de la planta, están liderando el desmantelamiento de la central, que incluye la descontaminación, que debe completarse en 30 o 40 años.
La central tenía seis reactores, todos apagados. Los reactores 5 y 6 se salvaron de la ola. El reactor 4 ha sido vaciado de su combustible.
Tras el tsunami, la primera etapa consistió en detener los reactores y evitar nuevas emisiones de radiactividad, vertiendo agua sobre las instalaciones.
“Enfriar los reactores fue lo más importante, por eso comenzamos con eso. Y luego tuvimos que cuidar las piscinas de combustible”, explica Kimoto Takahiro, superintendente adjunto del sitio, D&D Communication Center, Fukushima Daiichi D&D Eng, Co, TEPCO.
Segunda y tercera etapa
La segunda etapa consiste en retirar el combustible presente en las piscinas del reactor y llevará otros 10 años. El mes pasado, la eliminación de aproximadamente dos tercios de las barras de combustible gastado de los reactores accidentados se completó utilizando robots.
La tercera etapa implica la retirada de escombros: una operación larga y delicada que se llevará a cabo en los reactores 1, 2 y 3. Se ha retrasado debido a la crisis de la COVID-19.
En la planta trabajan diariamente entre 4.000 y 5.000 personas, muchas sin protección, gracias al esfuerzo de descontaminación del sitio, pero este no es el caso en esta zona esencial, donde está el sistema ALPS. Este invento estadounidense, creado especialmente para Fukushima, filtra el agua contaminada.
“Aquí, el reactor averiado contiene combustible fundido y hay que enfriarlo permanentemente, por eso le echamos agua. El agua contaminada que sale es absorbida por una bomba y es enviada a este sistema ALPS y la radiación se elimina prácticamente, a excepción del tritio, para finalmente ser almacenado en tanques”, cuenta Fukumatsu Teruki, líder tecnológico senior Toshiba Energy Systems and Solutions Corporation.
El tritio es una parte radiactiva de la molécula del agua, presente en la naturaleza, explica Georg Steinhauser, profesor de la Universidad Leibniz Hannover, que visitó Fukushima en tres ocasiones:
“El tritio no se acumula en el cuerpo humano porque tiene una vida media muy corta. Lo tomas y luego lo excretas de nuevo. El tritio generalmente es el menor de los problemas”.
El agua tratada se almacena, después, en mil tanques que contienen 1,24 millones de metros cúbicos de agua. Pero estos tanques estarán llenos en 2022. Por lo tanto, el agua deberá drenarse y se han propuesto dos planes: soltarla al aire o verterla al mar. Esta segunda solución preocupa a los pescadores y agricultores locales, que temen que sus productos vuelvan a tener una mala reputación y que las ventas se vean perjudicadas.
El Gobierno está considerando la mejor solución, que se implementará en dos años, con la luz verde de la Autoridad de Seguridad Nuclear, un organismo independiente creado después del desastre de Fukushima, que supervisa la seguridad.
“Aquí hay una muestra de agua tomada el año pasado. Quiero mostrarles si este instrumento detecta radiación. Si te acercas, la aguja no cambia. Lo que significa que no hay radiación detectable con el instrumento”, dice Kimoto Takahiro, superintendente adjunto del sitio, D&D Communication Center, Fukushima Daiichi D&D Eng, Co, TEPCO.
Fukushima vs. Chernóbil
Según los expertos, este accidente no puede compararse con Chernóbil.
“Chernóbil, por ejemplo, ha liberado una gran cantidad de plutonio, americio. Tienen vidas medias de más de 20.000 años. De modo que Chernóbil estará contaminado para siempre. Fukushima es una historia completamente diferente. Debido a que Fukushima ha liberado solo pequeñas cantidades de plutonio, puede ignorarse, es insignificante. Lo que Fukushima liberó fue básicamente cesio radiactivo. El cesio-137 tiene una vida media de 30 años”, explica Georg Steinhauser, profesor de la Universidad Leibniz Hannover.
Desde el desastre, Japón ha cambiado sus normas de seguridad en sus centrales nucleares y ahora comparte su experiencia con el mundo.
Volvemos a Japón en un momento, para hablar con los habitantes de esta región, pero antes damos la bienvenida a Christophe Xerri, de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, en Viena. Gracias por estar con nosotros. Conoce bien la central de Fukushima Daichi. La última vez que estuvo fue en 2018. Acabamos de ver este reportaje. ¿Qué queda por hacer?
Christophe Xerri, director de la División de Ciclo de Combustible y Gestión de Residuos OIEA: “Todavía es un gran sitio en obras, la parte más difícil será retirar el combustible fundido, el corium. Seguirá siendo la parte más difícil y la que requerirá más tiempo”.
Serge Rombi, euronews: Durante su visita, en 2020, el director general del OIEA, Rafael Grossi, dijo que estaba “impresionado” por el progreso realizado por los japoneses. ¿Cómo fue la colaboración entre Japón y las instituciones internacionales?
Christophe Xerri, OIEA: “Como Naciones Unidas, fuimos sobre el terreno y observamos cómo trabajan… Cuando digo nosotros, son varios expertos del OIEA y varios expertos internacionales, a los que invitamos a hacer estos análisis con nosotros, y la conclusión es que los métodos y análisis son fiables, las medidas de radiactividad que se han hecho in situ son fiables y, en general, la forma en que Japón aborda el tema está en consonancia con lo que se puede esperar”.
Serge Rombi, euronews: Precisamente, lo que está en juego en los próximos meses es la cuestión del vertido del agua tratada. ¿Es peligroso?
Christophe Xerri, OIEA: “Sobre la cuestión de si es peligroso o no, todos los reactores nucleares están autorizados a liberar pequeñas cantidades de radiactividad al agua y al aire, todo esto está sujeto a control normativo. Claramente, sea cual sea la decisión del Gobierno japonés, será supervisada por la autoridad de seguridad japonesa, porque estamos en Japón, que marcará los límites que deben respetarse”.
Serge Rombi, euronews: ¿Qué lección se ha aprendido de este desastre a nivel internacional?
Christophe Xerri, OIEA: “Desde entonces, se han hecho muchas cosas, empezando por las pruebas de estrés para reevaluar la seguridad de las instalaciones nucleares frente a eventos que son imprevistos y que vienen del exterior. Esta es una de las lecciones de Fukushima, que ha recordado que una central nuclear tiene que estar a salvo por dentro y por fuera”.
Serge Rombi, euronews: La Unión Europea levantó su embargo sobre los productos de Fukushima en 2019: ¿usted comería pescado y verduras que vienen de Fukushima?
Christophe Xerri, OIEA: “Como recordó al principio de la entrevista, fuimos sobre el terreno en 2018, visitamos el sitio, pasamos varios días en la región de Fukushima y obviamente comimos productos de la región de Fukushima en ese momento y puedo decirles que la gastronomía de la región de Fukushima merece ser descubierta”.
Y, precisamente, hemos hablado con los habitantes y especialmente con los agricultores de la región, de regreso a Fukushima.
El nuevo Okuma
Llegaron a Okuma desde todos los pueblos vecinos. La central nuclear de Fukushima Daiichi se encuentra en este municipio. Hoy, en su flamante ayuntamiento, estos exevacuados conmemoran el décimo aniversario de la catástrofe.
“En Japón hacemos grullas de origami para pedir deseos y desear la paz”, dice un vecino.
La ceremonia tendrá lugar en este nuevo distrito de Okuma, un área que ahora es accesible y donde la reconstrucción continúa pese a la pandemia de COVID-19. Las zonas todavía inaccesibles continúan reduciéndose.
En marzo de 2011, 88.000 personas vivían en las áreas evacuadas de la prefectura de Fukushima. Hoy, 14.000 vecinos viven en las áreas reabiertas.
“Cuando regresé a Okuma, realmente no había nada, solo refugios y tiendas temporales, pero ahora se han construido grandes edificios”, cuenta Yamamoto Chiyoko.
En todas partes hay sistemas que miden la radiactividad en la zona, que ha disminuido mucho en 10 años. El público está constantemente informado, gracias a los análisis realizados por el Centro de Investigación de Fukushima.
“El nivel de radiactividad en el aire se mide en tiempo real en varias partes de la ciudad. Para los demás elementos, se toman muestras de diferentes lugares, como suelo y agua. La frecuencia de análisis varía de una vez al año a una vez al mes”, afirma Fukuhara Takemasa, director del Departamento de Estudios y Análisis, Centro de Creación Ambiental de la Prefectura de Fukushima
Se han descontaminado edificios, se ha evacuado la tierra contaminada o se ha cubierto con suelo sano.
Excepto por el sitio de la central nuclear en sí, no hay más radiactividad aquí que en las principales capitales del mundo. La geología de Japón es por naturaleza menos radiactiva que la de otros lugares, y Chernóbil tuvo un gran impacto en Europa.
Solo dos semanas después del desastre, Koji Kato y su familia regresaron a Fukushima, a 80 kilómetros de la planta. Enamorados de su tierra, estos agricultores producen arroz, pero también sirven cerveza casera en su bar.
Los agricultores de la región sufrieron mucho después de la catástrofe: la confianza de los consumidores se derrumbó. 54 países habían impuesto restricciones a la importación de productos alimenticios japoneses, y hoy el 70% de ellos las han levantado.
“Hasta el año pasado descontaminaba rociando productos, lo que resultaba un trabajo extra, porque tenía que poder exportar de forma segura. Esa fue la parte más difícil. Pero no detectamos ninguna radiactividad durante cinco años seguidos. Ahora simplemente hacemos algunas verificaciones”, señala Kato Koji, presidente de Kato Farm.
Después del accidente nuclear, las exportaciones de la región cayeron drásticamente. A pesar de los años difíciles, ahora se han duplicado en comparación con 2010. Emi se ha convertido en embajadora de los productos de Fukushima en Francia.
“Las reacciones fueron muy buenas. Cuando le dije a la gente que era de Fukushima en todos los países a los que fui, no vi mucha aprensión y me sorprendió”, dice Kato Emi, directora ejecutiva de Kato Farm.
Vivir en Fukushima, como para muchos de los evacuados que regresaron, es muy emocionante para Koji y Emi.
“Tengo 4 hijos y estaría feliz si pudieran decir que están orgullosos de haber nacido aquí”, asegura Kato Emi, directora ejecutiva de Kato Farm.
Reconstruir a los hombres y mujeres de Fukushima, en un entorno seguro, es el desafío de las autoridades japonesas. Los expertos internacionales elogian el éxito de Japón, aunque todavía hay dificultades técnicas por superar.