¿Qué está ocurriendo en Corea del Norte? ¿Cuál es la dimensión real de la crisis que atraviesa el hermético país asiático? Eso es lo que todo el mundo se pregunta después de que Kim Jong-un, en un gesto excepcional, haya reconocido el fracaso de la política económica de su Gobierno.
Lo ha hecho en la apertura del congreso del partido único en Pionyang, el primero que se celebra desde hace cinco años. En su discurso, ante 7000 delegados presentes, el líder norcoreano ha admitido “errores” en “casi todos los sectores” económicos.
Las sanciones internacionales y, sobre todo, los efectos de la COVID-19, han sumido a Corea del Norte en una profunda crisis. El país cerró a cal y canto sus fronteras al inicio de la pandemia. Eso redujo al mínimo todos los intercambios comerciales, incluso con China, su gran aliado. Los medios oficiales aseguran que en Corea del Norte no ha habido ningún contagio, algo que genera muchas dudas en los analistas.
Todos estos factores parecen estar empujando el hermético país a la peor crisis desde la terrible hambruna de finales de la década de los noventa. De hecho, algunos informes señalan la escasez de productos básicos en los supermercados de la capital.
Todo esto ocurre a pocos días de la llegada a la presidencia en Estados Unidos de Joe Biden, al que la propagando norcoreana calificó de “perro rabioso” al que “habría que matar”.