Los trabajos de construcción del polémico gasoducto Nord Stream 2 se han reanudado tras un paréntesis de un año en medio de dudas y polémicas.
El proyecto de 9.000 millones de euros, conectará Rusia con Alemania y Europa Central y del Este a través de 1.200 kilómetros por el mar Báltico. Pero ¿necesita realmente Europa el gas ruso?
Más allá de las sanciones estadounidenses el proyecto no cuenta con el apoyo de la UE, lo que pone a Alemania en un dilema. Kate Brady, periodista de Euronews ha hablado de este asunto con Claudia Kemfert, del Instituto Alemán de Investigación Económica: “¿Dónde deja todo esto a Alemania? Seguimos escuchando que los asuntos europeos son asuntos alemanes, pero no parece que haya mucha correlación en este momento, ni sobre el conflicto geopolítico en cuestión, ni en el aspecto económico”.
Claudia Kemfert, Instituto Alemán de Investigación Económica: “Alemania está en medio de todo, eso hay que reconocerlo. Está en medio de las dificultades y disputas geopolíticas que se han generado desde el principio de la construcción de este gasoducto. Y no sólo con las sanciones contra Rusia, sino también en las disputas geopolíticas con Ucrania en los últimos años”.
El gas ruso debería compensar la disminución de la producción en Noruega, los Países Bajos y otros países europeos, Para Rusia significa el acceso directo a Alemania, sin depender de países de tránsito como Ucrania o Polonia. Pero según el Dr. Thomas O’Donnell, Analista de energía de la Hertie School of Governance de Berlín, el proyecto está ya sentenciado: “El gaseducto está esencialmente muerto. Así que la pregunta es por qué el Gobierno alemán no quiere reconocerlo. El caso es que tiene ciertas responsabilidades en la compañía, así que es un asunto delicado para ellos. La UE no tiene mucho interés en ayudar al Ejecutivo alemán porque nunca apoyó este gasoducto, el Parlamento votó en contra y lo ha dejado muy claro. La Comisión Europea ha estado siempre en contra”.
A falta de unos 100 kilómetros para su finalización, los detractores de Nord Stream 2 sostienen que no solo pondrá en jaque la política energética común de la UE sino que servirá a Rusia como instrumento de presión.