La pandemia la ha convertido en una de las palabras de moda en Dinamarca. Se trata de samfundssind, que podría traducirse como algo así como “espíritu comunitario”, “mentalidad social” o simplemente “civismo”. Se encuentra entre los términos que se están usando con mucha más frecuencia en el país nórdico desde marzo, a raíz de la crisis del coronavirus, del que se han detectado un total de 35.000 casos.
La definición de samfundssind en el diccionario danés es “anteponer la preocupación por la sociedad a los propios intereses”. Es decir, una forma de actuar en la que un individuo pone el bien de la comunidad por encima de sus propias necesidades. Aquí puedes escuchar cómo suena la palabra en danés.
Dinamarca fue el primer país europeo en reabrir escuelas y guarderías. Fue a mediados de abril, un mes después de su cierre. En estos momentos, como muchos otros vecinos, se encuentra inmerso en su segundo pico de infecciones, que repuntaron sobre todo a finales de agosto.
El Gobierno ha reconocido que esperaba un aumento de los casos, pero ha llegado antes de lo esperado. El incremento de los contagios al final del verano provocó la adopción de nuevas medidas, como el uso obligatorio de la mascarilla en transporte público y restaurantes o la reducción a 50 del número máximo de personas permitidas en reuniones públicas. Los restaurantes y bares de todo el país ahora deben cerrar a las 10 p.m. Las restricciones se extenderán hasta el 31 de octubre.
Los casos continúan en aumento, pero no con la misma fuerza que en otros países europeos, y la tasa de pruebas que dan resultado positivo, uno de los indicadores clave sobre el esfuerzo diagnóstico, es baja, de algo más del 1%.
La incidencia en Dinamarca es actualmente mayor a la de sus vecinos nórdicos y Alemania, pero muy inferior a la de otros territorios del continente: 99 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días –según los datos analizados por elDiario.es–, mientras en Francia, Reino Unido, España o Italia, esta cifra es de tres dígitos. En España, por ejemplo esa medida es de 344 y en Francia, 432. El número de fallecimientos en Dinamarca no llega a 700, casi 12 por 100.000 habitantes, también mucho más bajo que el de otros países europeos. Para muchos, la práctica de anteponer la sociedad al interés propio, el samfundssind, puede haber sido una de sus fortalezas.
Más menciones
Según un artículo de dos investigadores del Consejo de la Lengua Danesa publicado el pasado mayo, la palabra ha pasado a estar “en boca de todos, especialmente de las autoridades”. En él explican que el uso de samfundssind en los medios daneses se disparó en poco tiempo: de 23 menciones (un uso modesto) en febrero a 2.855 en marzo (uso relativamente frecuente). En los primeros seis meses de 2019, samfundssind apareció 611 veces en periódicos y revistas daneses, en comparación con 9.299 veces en el mismo período de este año, según este reportaje de la BBC.
Desde el Consejo de la Lengua Danesa, que depende del Ministerio de Cultura, identifican un punto de partida en esta “explosión lingüística”: la palabra fue utilizada por la primera ministra Mette Frederiksen en su rueda de prensa sobre las primeras medidas de calado contra el coronavirus hace siete meses como un llamamiento a la responsabilidad colectiva de ciudadanía y empresas a la hora de seguir las pautas para reducir los contagios y que las consecuencias sociales fueran lo más moderadas posible.
Aquel día, anunció el cierre de colegios, guarderías y universidades, así como el teletrabajo para todos los empleados del sector público. Para entonces se habían confirmado un total de 262 casos de COVID-19 en el país, según el informe diario de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Ahora, debemos permanecer juntos manteniendo la distancia. Necesitamos samfundssind“, dijo la mandataria socialdemócrata en un discurso el 11 de marzo. “Los daneses ya están en marcha. Mostramos samfundssind. Eso es lo que funciona. Lo necesitaremos en las próximas semanas”, señaló para presentar el que ha sido uno de los mayores mantras del Gobierno en la crisis.
Antes, según los expertos del organismo regulador oficial del danés, la palabra, cuyo primer uso en el diccionario se remonta a 1936, solo había aparecido de vez en cuando. Marianne Rathje, investigadora principal del consejo, explica a la BBC que el término hizo un “cameo histórico” en un llamamiento a la solidaridad del entonces primer ministro Thorvald Stauning al estallar la Segunda Guerra Mundial. A partir de entonces, indica, permaneció en relativa inactividad hasta que la primera ministra la desempolvó en marzo.
El mismo vocabulario
“Todos los daneses vieron las ruedas de prensa de la primera ministra, y eso nos dio el mismo vocabulario. La palabra nos recordó que teníamos que ver el coronavirus como una situación conjunta en la que era importante no pensar en las propias necesidades, sino en uno mismo como parte de una causa mayor”, dice Rathje a la cadena británica. A su juicio, su poco uso hasta entonces hace que esté bien elegida porque carecía de connotaciones.
Para otra investigadora del consejo danés, Eva Skafte Jensen, en el hecho de que la palabra se haya puesto de moda pesa también la asociación con las escuelas populares, las cooperativas y el movimiento obrero en el siglo XIX, “cuando las personas unidas lograron más que un individuo”.
A finales de marzo, una encuesta del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Aalborg a 1.200 personas no identificó diferencias “notables” en el comportamiento entre generaciones. “La gran mayoría pone mucho de su parte, independientemente de la edad”, explican. Aunque recordaron las limitaciones del estudio, los autores consideraron que los ciudadanos, en su conjunto, hicieron del samfundssind “una forma benigna de patriotismo” contra el coronavirus. Estos hallazgos, indicaron, respaldaban los resultados de otro estudio en el que concluyeron que la población se habían mantenido en general unida en su esfuerzo contra la COVID-19 y han demostrado una gran confianza en las autoridades y los políticos.
El término, además, ha proliferado como hashtag en redes sociales para destacar actos de solidaridad. “En redes sociales se podía ver que realmente se podía ver que había vergüenza colectiva hacia la gente que acaparaba bienes o no practicaba el samfundssind“, dice Kristian Kongshøj, investigador de la Universidad de Aalborg, que cree que la palabra jugó un papel crucial a la hora de aplanar de la curva en Dinamarca.
“De repente, necesitas que todo el mundo se comporte de la misma manera, ¿y cómo lo haces? Pues hay que desarrollar nuevas normas con extrema rapidez para que los que se desvían de estas normas se avergüencen”, apuntó a la cadena británica.
El ministerio de Exteriores danés ha defendido en Twitter que el término ha ayudado a movilizar a los ciudadanos desde el principio de la pandemia del país.
En un artículo publicado en mayo, dos profesores del Departamento de Biomedicina de la Universidad de Aarhus escribieron sobre las lecciones que había dejado la pandemia en un país pequeño, de 5,8 millones de habitantes, repasando algunos de los factores que pueden explicar su “gestión eficaz”. Entre ellos, mencionan la “rápida respuesta” del Gobierno y el alto nivel de confianza por parte de la población en él.
“Las guarderías y las escuelas se vaciaron la mañana después del anuncio (el 11 de marzo). Cuatro días antes de la entrada en vigor de las medidas preventivas, los ciudadanos daneses ya las estaban aplicando”, recuerdan.
“Los países con un alto nivel de confianza y la capacidad de seguir las reglas establecidas pueden estar mejor equipados para abordar la crisis del coronavirus que aquellos países con niveles más bajos de adherencia”, dicen, antes de señalar que los daneses “tienen un fuerte sentido de responsabilidad social hacia su comunidad, posiblemente un reflejo de la confianza creada por el extenso sistema de bienestar en el país”.
Creen, además, que algunas costumbres han podido contribuir, como respetar ya de por sí lo que hoy en día se llama “distanciamiento social”, con poco contacto físico y destacan también otro elemento, esta vez relacionado con otro concepto danés mucho más famoso, el “hygge ”, la sensación de bienestar a través del disfrute de las cosas simples de la vida. “Los daneses disfrutan de quedarse en casa con su familia y beneficiarse de todos los ‘momentos de hygge“.
Algunas voces han destacado también la estrategia de comunicación del Gobierno durante los primeros meses de la crisis. La primera ministra ha usado mucho las redes sociales, y aparecía “rodeada de las autoridades sanitarias, enviando un mensaje claro”, indicó a EFE Anders Dybdal, experto en comunicación.