Un nuevo documental con un extraño elenco de personajes asegura haber revelado cómo Corea del Norte está evadiendo las sanciones internacionales al engañar a miembros del hermético régimen de Kim Jong-un para que firmen acuerdos de armas falsos.
La película presenta a un chef danés desempleado fascinado por las dictaduras comunistas, un noble español que es un propagandista norcoreano aficionado a los uniformes militares y un exlegionario francés traficante de cocaína convicto que interpreta el papel de un misterioso hombre de mundo.
Pero, ¿es cierto algo de esto? Un exfuncionario de la ONU le dijo a la BBC que lo encontraba “altamente creíble”. La película, titulada “The Mole” (El Infiltrado), es obra del rebelde cineasta danés Mads Brügger, quien dice que orquestó una compleja operación encubierta de tres años para revelar cómo Corea del Norte se burla del derecho internacional.
El chef desempleado fascinado por las dictaduras comunistas es Ulrich Larsen, quien, con la ayuda de Brügger, se infiltra en la Asociación de Amistad con Corea (KFA), un grupo prorégimen con sede en España.
Larsen asciende de rango y, eventualmente, se gana el favor y la aparente confianza de los funcionarios del gobierno de Corea del Norte.
La afiliación a la KFA pone en contacto a Larsen con su extravagante fundador y presidente, Alejandro Cao de Benós, un noble español conocido en todo el mundo como “el Guardián de Corea del Norte”.
Durante la película, en la que a veces se le ve con el uniforme militar norcoreano, Cao de Benós se jacta de su acceso e influencia con el régimen de Pyongyang.
También está Jim Latrache-Qvortrup, descrito como un exlegionario francés y traficante de cocaína convicto.
Latrache-Qvortrup es contratado para interpretar el papel de un traficante de armas internacional, lo que desempeña con una variedad de llamativos trajes.
El que dirige todo es el propio Brügger, quien se llama a sí mismo “el titiritero”.
Afirma haber pasado 10 años trabajando en su película, que ahora es una producción conjunta de la BBC y emisoras escandinavas.
La película es divertida, grotesca y, a veces, apenas creíble. “Soy un cineasta que anhela sensaciones”, admite Brügger en el documental.
Pero Hugh Griffiths, quien fue coordinador del Panel de Expertos de la ONU sobre Corea del Norte entre 2014 y 2019, calificó las revelaciones de la película como “altamente creíbles”.
“Esta película es la más grande vergüenza para el presidente Kim Jong-un que jamás hayamos visto”, dijo Griffiths.
“El hecho de que parezca aficionado no significa que la intención de vender y obtener ingresos en moneda extranjera no esté ahí. Los elementos de la película realmente se corresponden con lo que ya sabemos”.
Corea del Norte ha estado bajo sanciones de la ONU desde 2006 debido a sus ambiciones nucleares.
Su desarrollo y pruebas han sido documentados en informes regulares por un Panel de Expertos desde 2010.
Pero no tiene precedentes ver a funcionarios norcoreanos, en una película, discutir cómo evadir las sanciones para exportar armas.
En un momento clave de la película, Ulrich Larsen, el ex chef y “El Infiltrado” del título, filma cómo Jim Latrache-Qvortrup, también conocido como “Señor James” el traficante de armas, firma un contrato con el representante de una fábrica de armas de Corea del Norte, con la presencia de funcionarios del gobierno.
El encuentro tiene lugar en un estridente restaurante en el sótano de un suburbio de Pyongyang.
No todos los coreanos presentes están debidamente identificados y, riéndose de esto después, Latrache-Qvortrup dice que tuvo que inventar el nombre de una empresa cuando uno de los funcionarios coreanos lo cuestionó al respecto.
Parece increíble que el equipo no hubiera pensado previamente en un detalle tan básico.
Y, de la misma forma, es casi imposible creer que funcionarios coreanos genuinos permitirían que se filmara una reunión de este tipo y que se firmen e intercambien documentos.
El documento firmado lleva la firma de Kim Ryong-chol, presidente de la Organización de Comercio de Narae.
Narae es un nombre común en la península de Corea, pero el informe más reciente del Panel de Expertos de la ONU, de fecha 28 de agosto de 2020, dice que una empresa llamada Korea Narae Trading Corporation “está involucrada en actividades relacionadas con la evasión de sanciones con el fin de generar ingresos que apoyan las actividades prohibidas de la República Popular Democrática de Corea “.
Griffiths, el exfuncionario de la ONU, afirmó que era revelador que los coreanos presentes aparentemente estuvieran dispuestos a tratar con un empresario privado del que no sabían nada.
“Muestra que las sanciones de la ONU están funcionando. Los norcoreanos están claramente desesperados por vender sus armas”, dijo.
En un momento, durante una reunión en Kampala en 2017, el “señor Danny” (descrito como un “traficante de armas de Corea del Norte”) le pregunta a Latrache-Qvortrup si podría entregar armamento de Corea del Norte a Siria.
La pregunta refleja la creciente dificultad de Corea del Norte para hacer esto por sí misma, dijo Griffiths.
El “Sr. James” está en Uganda, acompañado por algunos de los mismos funcionarios norcoreanos vistos en Pyongyang, para discutir la compra de una isla en el lago Victoria.
A los funcionarios ugandeses se les dice que es para la construcción de un complejo turístico de lujo, pero el señor James y los coreanos están planeando en secreto construir una fábrica subterránea para fabricar armas y drogas.
Una vez más, parece fantástico, pero Corea del Norte ha hecho este tipo de cosas antes.
El régimen construyó una fábrica de municiones en una mina de cobre en desuso en Leopard Valley en Namibia. Aparentemente, estaban en el país para construir estatuas y monumentos.
Las actividades de la Corporación de Comercio de Desarrollo Minero de Corea (Komid) fueron investigadas por el Panel de Expertos de la ONU entre 2015 y 2018.
La presión de la ONU sobre Namibia puede ayudar a explicar por qué los norcoreanos, que en la película inicialmente sugirieron construir allí de nuevo, cambiaron su atención a Uganda, dijo Griffiths.
“Los proyectos norcoreanos en Namibia fueron efectivamente clausurados”, dijo el exfuncionario de la ONU.
“Para 2018, Uganda era uno de los pocos países africanos (…) donde los comerciantes de armas norcoreanos aún podían viajar cuando quisieran”.
Otro aspecto de la película, de interés para los observadores internacionales, es la aparente participación de diplomáticos norcoreanos acreditados en embajadas en el extranjero facilitando los esfuerzos para violar las sanciones de la ONU.
En una secuencia, Ulrich Larsen visita la embajada de Corea del Norte en Estocolmo, donde recibe un sobre con los planes para el proyecto en Uganda de un diplomático descrito como el señor Ri.
Como muchas de las escenas clave del documental, el encuentro es filmado en secreto por Larsen. Cuando se va, Ri le advierte que sea discreto.
“Si pasa algo, la embajada no sabe nada de esto, ¿de acuerdo?”, dice el señor Ri.
Según Griffiths, la secuencia “se ajusta a un patrón”.
“La gran mayoría de las investigaciones sobre sanciones realizadas por el Panel de la ONU encontró que las instalaciones diplomáticas de Corea del Norte o los titulares de pasaportes estaban involucrados en violaciones o intento de violaciones”, dijo.
Ninguno de los acuerdos que se discuten en la película se concreta.
Finalmente, cuando los socios comienzan a exigir dinero, Brügger hace desaparecer al “Señor James”.
Los cineastas dicen que presentaron su evidencia a la embajada de Corea del Norte en Estocolmo, pero no ha habido respuesta.
Cao de Benós, el fundador de la KFA, dijo que estaba “interpretando un papel” y que la película era “tendenciosa, escenificada y manipuladora”.