OMA.- Coronavirus aún circulando y una nueva oleada de desembarcos de inmigrantes en el sur de Italia: es el cocktail explosivo que estalló hoy en la isla de Sicilia. Allí, en 24 horas se registraron dos fugas masivas de migrantes que estaban en cuarentena en centros de acogida cercanos a las ciudades de Caltanissetta y de Agrigento, en episodios que generaron caos, alarma y tensión y que obligaron al gobierno a decidir el envío de militares y de “naves-cuarentena”.
Así lo anunció la ministra del Interior, Luciana Lamorgese, después de que el gobernador de Sicilia, Nello Musumeci, furioso, reclamó ayuda para enfrentar la “presión migratoria que pesa sobre la isla”. En las ultimas semanas, en efecto, volvieron a llegar, sin cesar, a bordo de diversas embarcaciones, centenares de migrantes, la mayoría del norte de África, que fueron llenando los centros de acogida de la isla.Alarma: China registra el mayor aumento de casos de coronavirus desde mediados de abrilAds by
Fugas masivas
Las condiciones precarias de alojamiento en sitios no aptos provocaron la huída en masa de un grupo de migrantes. El domingo 184 tunecinos que se encontraban en un centro de acogida de Caltanissetta, en cuarentena, destruyeron las rejas de entrada del lugar y se escaparon, algunos de ellos descalzos, esfumándose por las campiñas de la zona.
Ayer por la tarde, cuando la policía ya había logrado ubicar a 139 de ellos -que de todos modos no habían resultado positivos al test de Covid-19- se conoció otra fuga masiva. Esta vez los migrantes huyeron de una gran carpa que se levanta en Porto Empedocle, en las afueras de Agrigento que tiene capacidad para 100 personas, pero donde había 520, hacinados y en condiciones inhumanas, según denunció la alcaldesa de la localidad.
Otros migrantes se escaparon en los últimos días de un centro de acogida de Pozzallo, así como de la isla de Pantelleria.
Pedido de ayuda
En este marco dantesco, los alcaldes de las localidades afectadas, donde la población se encuentra alterada y aterrada por posibles rebrotes y contagios, salieron a reclamar ayuda. Y el gobernador de Sicilia, Nello Musumeci, no ocultó su ira. “Pretendo respeto para Sicilia, que no puede ser tratada como una colonia”, clamó, al denunciar “superficialidad e improvisación en la gestión del fenómeno migratorio”.
Consciente de que la llegada de migrantes en un contexto de pandemia representa un gran desafío, el gobierno no tardó en reaccionar. Y anunció el envío a Sicilia del ejército e incluso de naves militares que servirán como centros de cuarentena para migrantes.
“En pocos días será garantizado el envío en aguas de Sicilia de una nave para pasajeros de gran capacidad para los migrantes y el recurso a contingentes de las fuerzas armadas, para destinar a las áreas más sensibles”, anunció Musumeci.
“Ante la titular de la cartera de interior denuncié, una vez más, la insostenible situación en la isla y la preocupación de los alcaldes y de las comunidades locales, cuya exasperación amenaza con crear, en algunas zonas, tensión y alarma social”, escribió en un post de Facebook Musumeci, a quien le garantizaron el envío de naves-cuarentena para evitar que se repitan nuevas fugas.
“A este punto aparece claro cómo en Sicilia la cuestión de los migrantes se transformó también en una cuestión de orden público que no puede ser subestimada”, aseguró.
Si bien Lamorgese por la noche hizo saber que policía y carabineros lograron dar con casi todos los fugitivos del centro de Porto Empedocle, la tensión seguía alta. Sobre todo en la isla de Lampedusa, donde el continuo desembarque de migrantes generó incluso protestas de algunos habitantes, que durante la noche pasada hicieron un piquete y cortaron con una cuerda la avenida que lleva al muelle comercial.Peste bubónica: imponen cuarentena obligatoria en una región de Mongolia
“Hemos bloqueado todo, no entra nadie y no sale nadie. Estamos cansados, ahora basta”, dijeron los manifestantes. Entre ellos se destacaba una ex senadora de la Liga, Angela Maraventano, que pidió dos aviones para trasladar de inmediato a los migrantes que se encuentran en la isla “porque estamos en peligro”.
“Pasó a ser una situación fuera de control. Si el gobierno no proclama el estado de emergencia para Lampedusa, lo haré yo”, advirtió hace unos días Totó Martello, el alcalde esta la pequeña isla, símbolo del drama de los migrantes que se ahogan en el Mediterráneo, que el Papa visitó en julio de 2013.
El centro de acogida de Lampedusa, con más de 1000 migrantes, también se encuentra colapsado. Un dejá vu para los italianos, alarmados también porque el coronavirus -que hasta ahora causó más de 35.000 muertes y una crisis económica sin precedentes-, sigue circulando, con muchos de los nuevos casos –hoy 170-, importados.
Por: Elisabetta Piqué