Aunque en muchas naciones del mundo la purificación del agua por parte de empresas privadas es la forma más común de comercializarla y consumirla, la administración parisina controla el proceso para llevar el líquido a sus ciudadanos, y se oponen al proceso de embotellado.
Desde 2010, la producción y distribución de agua en París, no es del sector privado, sino provista por un operador público, conocido como Eau de París.
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De acuerdo con Célie Blauel, vicealcaldesa parisina encargada de la distribución de agua en la localidad, el agua es uno de los productos más controlados que existen en la Ciudad de la Luz.
“En Francia, la idea es que todos tengan agua gratis en la calle, como turistas o incluso la gente sin hogar”, dijo en una entrevista con el programa de Netflix, Zac Efron: Con los pies sobre la tierra.
La vicealcaldesa asegura que en París existen más de mil bebederos públicos gratuitos, y en todos ellos se puede beber directamente de la llave.
Algunos de estos artefactos, incluso, generan agua gasificada.
Los bebederos que cuentan con este tipo de líquido integran una etiqueta en la máquina que explica los minerales con los que fue adicionada el agua.ADVERTISING
“Creo que el agua embotellada es el chiste más grande de la historia, por lo que contiene y lo que se paga”, mencionó.
Sin embargo, Célie Blauel admite que el agua también es un negocio del que se obtienen ganancias, pero estas son devueltas a la gente de París, a través de inversión pública o la reducción de precios.
Explica también que el movimiento del agua gratuita no se limita a la capital francesa, pues más de 500 ciudades en el mundo decidieron replicarlo. “El agua es un bien común, no debería ser negocio”, menciona la vicealcaldesa parisina.
Las fuentes públicas eliminan la necesidad de las botellas de un sólo uso, y por tanto, la contaminación que generan en todo el mundo. Según cifras oficiales, cada minuto se consumen un millón de botellas desechables en el mundo, lo que equivale a 525.6 trillones al año.
Para almacenar el líquido, París cuenta con máquinas que venden contenedores de vidrio vacíos para que después se puedan llenar en los bebederos públicos y así eliminar el consumo de estos productos.