La droga de las raves, la ketamina, podría ser clave para prevenir los suicidos. Al menos así lo revela el estudio que acaba de publicar la revista The American Journal of Psychiatry. Los resultados parecen prometedores.
Para llevarlo a cabo, un grupo de investigadores del Instituto de Psiquiatría de Nueva York contó con 80 voluntarios que experimentaba pensamientos suicidas. A la mitad del grupo se les suministró Midazolam, una benzodizepina. A los otros 40 les dieron un infusión de ketamina.
Durante seis semanas llevaron su seguimiento. Aquellos que habían tomado ketamina aseguraron que gran parte de sus ideas suicidas habían desaparecido incluso en cuestión de horas. Quienes tomaron la benzodiazepina no notaron gran mejoría.
Se le suminuistró también la infusión y el resultado fue el esperado. La droga había conseguido disuadirles de quitarse la vida.
No es la primera vez que los médicos utilizan esta droga para uso psiquiátrico. Este mismo año quedó demostrado que la ketamina tambiénayudaba a quienes sufrían depresión pero nunca se había utilizado para prevenir los pensamientos suicidas. Un hecho que ha posicionado a varios profesionales a favor de su uso.
Sin embargo, hasta ahora, las pruebas se han llevado a cabo en grupos reducidos de entre 50 y 70 personas. Michael Grunebaum, profesor asociado de la Universidad de Columbia, alerta sobre su uso. Grunebaum mantiene que no es una droga milagro. “Hemos podido ver que su uso en pacientes con depresión ha mejorado su estado de ánimo, pero los efectos no suelen durar más que unas semanas. Corremos el riesgo de que se conviertan en adictos”, explicó en una entrevista a Gizmodo.
El uso de la ketamina para tratar problemas mentales no está aprobado en ningún país. Sin embargo, los últimos estudios están provocando un aumento de su consumo en terapias experimentales.
La ketamina de uso medicinal se utiliza para la sedación. Su abuso en las fiestas provocó que China y la ONU intentaran restringir su disponibilidad sin conseguirlo. Muchos tan solo cuentan con ketamina para anestesiar a sus pacientes.
Todavía no se conocen sus efectos si es consumida a largo plazo. Tan solo que su abuso puede provocar alucinaciones y adicción e incluso la muerte si se ingiere en dosis muy altas.