El estado de Sao Paulo es el más afectado por la pandemia del coronavirus en Brasil, con al menos 208 muertos y 3.506 contagiados. Por ello, las autoridades se vieron obligadas a aumentar la capacidad del cementerio de Vila Formosa, el más grande del país, e incorporaron nuevos empleados que preparan cerca de un centenar de fosos por día.
Desde que la covid-19 comenzó a castigar a la población paulista, los cementerios no dan abasto, por lo que 220 sepultureros fueron contratados por seis meses para aumentar la capacidad y la velocidad de las excavaciones. “Están trabajando bien, pero todavía están un poco asustados. Es mucha la gente que llega todos los días”, comentó uno de los empleados.
Según detallan medios locales, el número de entierros diarios pasó en las últimas semanas de 40 a 58, lo que representa un incremento cercano al 45%. La mitad están relacionados con el coronavirus. Esta alta demanda de fosas provocó que unas 90 tuviesen que ser cavadas por día, el doble de lo habitual. “Trabajo aquí hace más de veinte años, no recuerdo una situación como esta”, expresó un sepulturero.
Además, los trabajadores contaron que este jueves 2 de abril la cantidad de fallecidos que eran llevados a Vila Formosa fue tanta que no terminaban un entierro que ya los estaban esperando para realizar otro, con mínima presencia de familiares, ya que el Ministerio de Salud recomendó que estas ceremonias se concreten sin grupos numerosos de personas, “respetando la distancia mínima de, por lo menos, dos metros entre ellas”.
Consultado sobre las fotografías de las fosas abiertas que divulgó el 2 de abril The Washington Post, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que mandó a averiguar si se trataba de una noticia falsa. “Si es verdad, esa imagen no puede ser llevada al conocimiento del público”, sostuvo y agregó que no se trata de “medidas de prevención, sino de medidas de terror”.