AN PABLO (AFP).- Con ciertas restricción, ayer las autoridades sanitarias de Brasil aprobaron la fabricación de “productos a base de cannabis” y su venta en farmacias, con fines medicinales y bajo prescripción profesional.
Sin embargo la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) dejó en claro que no permitirá el cultivo de la planta. Los fabricantes deberán importar los extractos que se usan como materia prima.
La decisión va en línea con lo declarado meses atrás por el mandatario conservador y de derecha, quien en agosto había indicado que no se opondría al uso medicinal del cannabis, pero que no admitiría “que brechas de la legislación sean usadas para plantar y consumir la marihuana”.
Tras la decisión, el ministro de Ciudadanía, Osmar Terra, uno de los principales voceros de los adversarios a la liberalización del uso médico del cannabis, se congratuló por la negativa de Anvisa a autorizar la plantación. “La decisión solo concierne cosas que ya se hacen, como la venta en farmacias de Canabidiol, separadamente, como remedo controlado. Es lo que siempre hemos defendido”, tuiteó.
Presidente da Anvisa é derrotado e Diretoria recusa permissão para plantio e uso de maconha como medicinal. Decisão só referenda o que já é feito, como venda do Canabidiol em farmácia, separado, como remédio controlado. O que sempre defendemos
En otro mensaje, explicó que “Anvisa es una agencia independiente de la gestión del gobierno federal” y que “sus directores no pueden ser destituidos por el presidente antes del fin de sus mandatos”.
Desde 2015 la Anvisa permite importar, con prescripción médica, productos a base de cannabidiol, un componente no psicoactivo de la planta, recetados para ayudar en el tratamiento de epilepsias y enfermedades crónicas, entre otras dolencias.
El reglamento aprobado ahora prevé dos tipos de prescripciones. La primera concierne a productos con una concentración mayor de 0,2% de THC (Tetrahidrocannabidiol, compuesto psicotrópico del cannabis), que solo podrán ser prescritos a pacientes en situación terminal o que agotaron sus alternativas médicas. La segunda atañe a productos con una concentración de THC de menos de 0,2%.
Las empresas fabricantes podrán importar la materia prima, siempre que sea semielaborada. Los productos no serán ser elaborados ni vendidos en farmacias de manipulación, restringiendo su comercialización a farmacias convencionales.