Ni Moctezuma fue crédulo, ni Malinche traidora

Intelectuales mexicanos arrojan luz sobre asuntos polémicos de la llegada de Hernán Cortés a Tenochtitlan en su 500 aniversario. Prendimiento de Moctezuma por Hernán Cortés' (1783-1800), óleo anónimo. En vídeo, la conferencia 'Mitos y realidades de la conquista de México', del Colegio Nacional. FOTO: CASA DE AMÉRICA | VÍDEO: COLEGIO NACIONA

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El 8 de noviembre de 1519, Hernán Cortés y Moctezuma se encontraron en Tenochtitlan, el corazón del imperio azteca. El choque de mundos que protagonizan el conquistador español y el tlatoani mexica, documentado por cronistas de la época y seguido por un reguero ingente de investigaciones que llegan hasta hoy, continúa rodeado de mitos, leyendas y sesgos. Académicos de El Colegio Nacional, el club de los grandes nombres de la cultura mexicana, desbrozan en su 500 aniversario los detalles más polémicos del suceso histórico.

Cortés no hundió las naves

El 18 de febrero de 1519, Cortés zarpó con 11 naves del cabo cubano de San Antón. Había sido enviado como capitán por el gobernador de Cuba, Diego Velázquez. La misión de la tercera expedición a Yucatán era batallar, comerciar y expoliar el oro y la riqueza que habían intuido en exploraciones anteriores por el actual golfo de México. Pero Cortés tenía otros planes: seguir avanzando hasta llegar a Tenochtitlan. Para impedir que hubiera marcha atrás decidió inutilizar los barcos.

El cronista Bernal Díaz del Castillo dejó escrito: “Platicando con Cortés, le aconsejamos los que éramos sus amigos que no dejase navío alguno en el puerto, sino que luego diese al través con todos”. Tradicionalmente se ha interpretado con este pasaje que hundieron o incluso quemaron las naves. “Es lo que nos decían las maestras en la escuela”, apunta el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, fundador del Proyecto del Templo Mayor (PTM). “Pero ni las hundió ni las quemó. Las encalló, las envaró para frenar a los inconformes que querían regresar a Cuba”. El también arqueólogo y actual director del PTM, Leonardo López Luján, opina de manera parecida: “Se han encontrado pocos vestigios sumergidos en la playa de la Villa Rica. Parece más plausible que las encallara, porque, además, meses después, mandó recuperar las partes metálicas de aquellos navíos para reutilizarlas de múltiples formas más adelante, como sucedió en la construcción de los pequeños bergantines que asediaron el lago de Texcoco”.